sábado, 20 de febrero de 2016

Vacaciones en Japón II: Kyoto

Kyoto fue la capital de Japón durante muchos años y ahora es una ciudad muy turística porque tiene un montón de templos patrimonio de la humanidad. Para llegar desde Osaka solo tuvimos que coger el tren cercanías y en unos 40 minutos ya estábamos allí.

Nuestro hotel estaba al lado del Palacio Imperial, que desde fuera parecía un parque gigantesco y ya está. Supongo que dentro habrá algo para visitar pero según internet había que reservar con antelación así que no fuimos. Visitamos un templo que había al lado del hotel y que según se explicaba, estaba consagrado a no sé qué señor que resultó herido en una batalla y mientras se retiraba a un lugar seguro apareció una piara de jabalíes que lo escoltó hasta su destino. El templo estaba especializado en pies y espalda y como tal vendía unos "amuletos" para proteger estas partes del cuerpo. Los amuletos son una especie de bolsita de tela bordada.
El templito que había al lado del hotel.

Banderolas del templo. En las blancas se ve arriba el amuleto (verde) y abajo los jabalíes de la leyenda.

Los templos japoneses son un negocio redondo. Por muy pequeños y poco importantes que sean siempre tienen varios pabellones dedicados a diferentes cosas. En cada pabellón hay un cascabel gigante en el techo con una cuerda de la que se tira para hacerlo sonar. Delante de cada pabellón hay una caja de madera para echar las ofrendas a los dioses (es decir, dinero). Los que reciben muchas visitas de extranjeros tienen un cartelito indicando cómo se debe rezar: primero se hace una reverencia, luego se dan dos palmadas y luego se hace otra reverencia. También se pueden comprar unas tablillas de madera en las que escribes tu deseo y luego o bien se queman (esto lo hace el sacerdote al final del día con todas las tablillas) o bien se cuelgan en un lugar establecido.
Tablillas con deseos colgadas.

Después de pasear por el barrio y comer en un restaurante vietnamita muy cuco fuimos al museo internacional del manga. En realidad debería llamarse biblioteca, porque básicamente lo que hay son miles de tomos de manga (hay algunos en inglés, español y otros idiomas) y se pueden leer. También había algunas exhibiciones de ilustraciones y una actividad en la que un chico muy majo explicaba el predecesor de los cómics en Japón: un señor que iba por los pueblos con una bicicleta y láminas que se ponían dentro de una caja en forma de televisor y que el señor iba cambiando según contaba la historia.
La mascota del museo.

En Kyoto, como he dicho antes, hay aproximadamente un millón de templos. Obviamente en dos días y medio no da tiempo a verlo todo, así que fuimos con calma. El lugar más recomendado es el santuario de Fushimi Inari, así que allí nos fuimos por la mañana. Las puertas rojas que cubren el camino son muy fotogénicas, pero había bastante gente así que hacerse una foto sin nadie era difícil.
La entrada de Fushimi Inari
Andando por el camino de las puertas.

También fuimos a otro templo famoso, Kyomizu-dera. En este sitio, y por las pintorescas calles de alrededor, había un montón de chicas con kimono haciéndose fotos. La mayoría no eran japonesas, sino turistas. Hay tiendas donde puedes alquilar el kimono para todo el día. En Kiyomizu también había una auténtica "feria del peregrino", con altares donde se pedía un deseo y otros donde se escribía una preocupación en un papel y luego se metía en un cubo de agua (cuando el papel se deshiciera, la preocupación desaparecería. C. escribió el nombre de uno de su oficina que todo lo hace mal y de momento este chico no ha desaparecido). Todo esto se hacía previo pago de una ofrenda, claro. También había dos rocas, una a cada lado de la plazoleta donde estaba la "feria del peregrino", y se supone que si se anda de una a otra con los ojos cerrados se encuentra el amor verdadero o algo así. Con toda la gente que había por el medio, dudo que ninguna chica consiguiera terminar el recorrido ese día.
La entrada a Kiyomizu-dera, con la vista de la ciudad.

Supongo que en cualquier otra estación cuando los árboles tengan hojas será más bonito...

Otro de los templos famosos que vimos en Kyoto tiene un pabellón pintado de dorado y ese también estaba hasta la bandera de turistas.
Foto desde primera fila.
Foto desde atrás para que se vea toda la marabunta.

Se está muy bien en Kyoto viendo calles pintorescas y templos.
Templo.

Jardín de un templo.

Calle pintoresca.

Los japoneses también aparcan la bici donde no deben.

2 comentarios:

  1. Cuántas tienditas chulis, eh?
    Qué raro que la iglesia budista (?¿) tuviera tanto dinero para tantos templos. Parecen más bien palacetes de adinerados.

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    1. Algunos de los templos eran budistas, otros sintoístas. El templo budista de Kiyomizu dice la wikipedia que lo mandó construir un gobernante (bueno, al menos los edificios que siguen allí hoy en día).

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