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jueves, 2 de enero de 2020

El festival Laba

¡Feliz año nuevo y feliz festival Laba! Hoy, 2 de enero, es una festividad tradicional china que se llama Laba (腊八节). La palabra Laba no tiene ningún significado especial, simplemente es el octavo día (ba) del duodécimo mes (la) del calendario lunar chino. Según Wikipedia, el festival Laba no se celebraba en una fecha fija y era una fiesta para desear una buena cosecha hasta que el budismo se extendió por China allá por el siglo I y de alguna forma este festival se asoció con esta religión. Desde entonces se celebra el día 8 del mes 12, que es también el día en el que los budistas celebran la iluminación de Buda. Según mi suegra, es simplemente una celebración que marca el comienzo del invierno de verdad, cuando hace frío frío. A ver si a partir de ahora me deja encender el aire acondicionado caliente durante el día.
Doodle de hoy de Baidu (hasta en los doodles ha copiado descaradamente Baidu a Google).

Papel recortado con motivos del festival Laba.


Como la mayoría de las fiestas tradicionales chinas, hoy no es día de asueto oficial pero se siguen algunas tradiciones. La principal es comer una sopa de arroz con un montón de ingredientes como alubia roja, bayas de goji, dátiles chinos, cacahuetes y un montón de cositas más. Le deben echar mogollón de azúcar porque está muy dulce. Esta sopa de arroz no se hace en casa sino que la dan gratis en los templos. La hermana de mi suegra es voluntaria en el templo Xiyuan y ayer fuimos pallá a recoger nuestras raciones. Había un tráfico de cuidado alrededor del templo y eso que no era el día de reparto oficial, era solo para los enchufados. Para los no enchufados, el día de ir a recoger la sopa gratis era hoy.
Mi comida de hoy. Taba rico.
El templo Xiyuan.


En un periódico de Suzhou he encontrado algunas fotos sobre el proceso de elaboración de la sopa. Según la noticia, unos 800 voluntarios han participado en las tareas de cocina, empaquetamiento y distribución.
Los ingredientes.
Una de las superperolas.

Empaquetando.


El festival Laba también es la última fiesta tradicional antes del Año Nuevo Chino... ¡la cuenta atrás ya ha comenzado! El Año de la Rata (o ratón, que no está clara la cosa) empezará el 25 de enero.


martes, 27 de febrero de 2018

Vacaciones en Malasia: Kuala Lumpur

Cada año decidimos a dónde vamos a ir en Año Nuevo chino según lo que cuesten los billetes de avión a cada sitio. Este año estaba todo carísimo (como siempre) y lo más barato que encontramos (que no lo era) era para volar con una compañía low cost a Kuala Lumpur. ¡Así que para allá nos fuimos! Yo tenía ya ganas de sudar la gota gorda después de pasar todo el invierno congelada en Suzhou, y la sudé. Y además se me han quitado los sabañones que siempre me salen en la mano derecha (hasta que llegue la próxima ola de frío). Visitamos las ciudades de Kuala Lumpur y Melaka así que no hubo playa, pero todos los hoteles tenían piscina. Por cierto, los hoteles en Malasia son baratísimos, un cinco estrellas vale más o menos la mitad que en China.

Kuala Lumpur me recordó un poco a Shanghai porque es una ciudad con pocos monumentos y a donde la gente va a comer y a comprar. Quedamos con unos amigos que viven en Shanghai y estaban en KL visitando a la familia y con uno de Cáceres que conozco de mi juventud y que ahora vive allí. ¡Qué pequeño es el mundo! Comimos comida malaya y chino-malaya (los chinos son un 20 % de la población allí), me tomé el primer helado del año (bueno, varios) y por fin pude quitarme el antojo de comer una tarta de queso japonesa que antes la había en China pero ya no. En Kuala Lumpur hay un montón de centros comerciales enormes (cuando hace un calor horrible, es decir, casi siempre, o cuando llueve a mares, es prácticamente el único sitio al que se puede ir) y visitamos varios, y también mercadillos, pero no compramos casi nada, aparte de un café instantáneo malayo al que C. está totalmente enganchado.
Las torres Petronas. Lo de debajo es un centro comercial.

El hotel lo teníamos en Bukit Bintang, que es el centro centro. Las distancias no son muy grandes pero con el sol y el calorazo no apetece andar mucho, así que usamos el transporte público. El transporte público en Kuala Lumpur no es para tirar cohetes, precisamente, al menos cuando lo comparo con China: el monorraíl es más lento que el caballo del malo y además solo tiene dos vagones, y el tren para ir a las Batu Caves sale cada 20-40 minutos (después de esperar un rato en la estación por fin llegó, pero luego nos tocó esperar dentro media hora hasta que salió... de coña). Hay un montón de atascos porque todo el mundo tiene coche (normal, si tienen que depender de ese transporte público para llegar al trabajo, lo llevan crudo) pero por lo menos hay Uber y Grab, que es la versión local. Los taxis muchas veces se niegan a usar el taxímetro y cuando te ven en un apuro te cobran el doble o el triple, así que espero que Uber y Grab tengan mucho éxito y los taxistas se pudran en la miseria. Una cosa buena que había de transporte público eran unos autobuses urbanos gratuitos que van por el centro, tienen cuatro líneas y se llaman GOKL. También hay bicis para alquilar, pero con el calor te puede dar un chungo.
Concierto callejero multitudinario.

En Malasia también celebran el Año Nuevo chino y de hecho parece que es incluso más importante que en China. Los centros comerciales tenían unas decoraciones impresionantes y cada día hacían varios pases de la danza de los leones. También fuimos a un templo chino que estaba súper decorado y hacían actuaciones por la festividad.


Mi parte favorita de Kuala Lumpur es la zona cerca del Central Market. Entramos en un templo hindú (yo nunca había visto uno), pasamos por el barrio chino (que era un mercadillo gigante, Taobao al aire libre), Merdeka Square o Plaza de la Independencia y un paseo a la orilla del río que parecía recién renovado.
La puerta del templo hindú.

Espero que no quiten ese trozo de bus escolar de ahí, lo han dejado muy bonito.

Fotos de preboda malaya a la orilla del río.

El edificio Sultán Abdul Samad.

La plaza Merdeka o de la independencia.


C. se lo pasó muy bien en las Batu Caves jugando con los monos que querían robarle todo lo que llevara encima. Yo odio a los monos, me parece que están locos.
Para ir a las cuevas hay que subir por esas escaleritas.

Las cuevas son un templo hindú y las mujeres tienen que taparse las piernas hasta media pantorilla. Los hombres pueden ir sin camiseta y en calzonas.

Este pobre hombre no sé qué habrá hecho para que lo partan por la mitad y le saquen las tripas.

El mono disimulando (luego intentó llevarse la botella de agua).

Antes de ir yo había leído en blogs y foros que si tienes que ir en autobús a otra ciudad en Malasia no hace falta comprar el billete por anticipado, vas a la estación en el momento y ya está. Bueno, yo os recomiendo que lo compréis por internet en www.redbus.my y os ahorréis problemas. El día que íbamos de Kuala Lumpur a Melaka (a 150 km), tuvimos la mala suerte de que la estación de autobuses estaba de gente hasta los topes. Tardamos dos horas en comprar los billetes porque había mucha cola y las vendedoras se tiraban 10 minutos con cada cliente, y el siguiente autobús donde había asientos no era hasta después de 3 horas (que se convirtieron en 5 porque había un atasco mortal a la entrada de KL y el autobús tardó 2 horas más en llegar). El aeropuerto también es un poco criminal (al menos la terminal de Air Asia, KLIA2) porque no vale hacer check-in por internet o en la máquina, tienes que tragarte la cola con todo el mundo. Cuando nosotros fuimos había un montón de gente y tenían la mitad de los mostradores cerrados. Bieeeen. El control de pasaportes también más lento imposible. Y encima el aeropuerto está diseñado como el culo y el control de seguridad no está inmediatamente después del de pasaportes, así que tienes que volver a hacer cola por tercera vez. Para rematar la jugada, algún retrasado mental decidió poner en las pantallas que el embarque a nuestro vuelo estaba cerrado, haciendo que casi me diera un ataque al corazón y que el subnormal del control de seguridad no quisiera dejarnos pasar. Tuve que echarme una carrera hasta la puerta de embarque para ver que no, no estaba cerrada, y de hecho estuvimos esperando media hora dentro del avión a los que estaban atrapados en las colas interminables... así que nos fuimos de Malasia con una impresión no demasiado buena. Si tienes que volar desde el aeropuerto de KL, llega con 4 horas de antelación.

En la próxima entrada: Melaka, también conocida como Malacca.

lunes, 6 de noviembre de 2017

La pagoda Beisi

El sábado pasado hizo un día buenísimo. ¡¡Cielo azul!! Y el pobre C. en una reunión que duraba el día entero. Los días de cielo azul no se pueden desaprovechar, así que me fui solita a dar una vuelta por Suzhou. Mi objetivo era la pagoda Beisi, a la que no había ido nunca. Una vez lo intenté, pero cuando llegué ya estaba cerrada. Luego se pusieron a hacer obras. En fin, que hasta ahora no había surgido la oportunidad.

La pagoda Beisi es uno de los edificios más altos de la ciudad antigua y se ve desde muchos sitios. Por ejemplo, desde la estación de tren. Además ahora han abierto una línea nueva de metro y te deja en la misma puerta de la pagoda. Que, por cierto, está dentro de un templo budista que se llama Bao'en y que es el más antiguo de Suzhou, según ponía allí. Construido originalmente en el siglo III d. C., aunque después se habrá renovado un porrón de veces. Aparte de la pagoda hay varios pabellones/templos y un jardín clásico al fondo con su lago y su montaña de roca.
La entrada.

Un buda con sobrepeso.

Desde la ventana de la planta baja de la pagoda.

Puerta redonda (¿será para el buda?).

Uno de los pabellones. Me gustó porque no estaba restaurado.

El lago y la montaña de roca.

Todo el mundo mirando los peces. Hasta un gato blanco que hay en la esquina izquierda, aunque no se vea casi.

Decoraciones Instrumentos de percusión del templo.

Antes se podía subir a la pagoda pero ya no.
Un bonsai.



¡La entrada es GRATIS! ¡Lo nunca visto en Suzhou! Y, a pesar de esto, había muy poca gente. ¡Bieeen! Una visita muy agradable.

miércoles, 30 de agosto de 2017

Escapadita a Changshu

El domingo pasado hicimos una escapadita a Changshu, una ciudad a poco más de una hora al norte de Suzhou. Íbamos para comer con un compañero de trabajo de Charley y aprovechamos para dar una vuelta.

Yo pensaba que Changshu iba a ser una ciudad china normal-fea, pero qué va. Me recordó un poco a Hangzhou. Tiene una montaña que es un parque, varios jardines clásicos, templos y hasta una pagoda cuadrada. La montaña la vi desde el coche camino del restaurante y tenía muy buena pinta. Pero con el solazo y el calor no apetecía moverse mucho. Así que solo visitamos un templo que había cerca del restaurante y ya volveremos en otoño a ver lo demás.

Entre el aparcamiento y el templo había una zona con árboles llena a rebosar de terrazas. Era la hora tonta entre la comida y la cena pero aún así había gente bebiendo té y comiendo pipas. Me pareció un sitio muy animado. ¡Ójala tuviéramos uno en Suzhou!
La zona de las terracitas.

El templo se llamaba templo Xingfu (兴福) y tenía las típicas paredes amarillas.

Nunca me aclaro si los templos son budistas o taoístas porque dentro hay budas y dioses chinos mezclados. En mi defensa he de decir que a C. le pasa lo mismo.

Con la entrada (que valía 10 yuanes) te daban 3 barritas de incienso.

Pues yo también enciendo mi incienso, ea.

Lo mejor del templo es que no había casi nadie.

Estanque con peces y tortugas.

Montaña con bambú en las traseras del templo.

De camino a la salida había otro estanque con un agua clara y cristalina que daba gusto verla. Dentro había un montón de carpas y podías comprar una bolsita de comida para peces. El señor que vendía la comida te animaba a cerrar el puño y meter la mano en el agua entre todas las carpas ansiosas por zampar. Menos mal que no tienen dientes... pero hacían un ruido de ventosa que daba mucho asquete. Hacía tiempo que no me reía tanto.
Yo me hubiera bañado en este estanque tan ricamente.

El apelotonamiento de peces.

A mí me daba cosita meter la mano (pero la metí). Mirad esas bocas abiertas...

¡Adiós, templo!

martes, 13 de junio de 2017

Visita familiar V: Shanghai

La última parada de nuestra tournée antes de ir a Suzhou para el bodorrio fue Shanghai. Yo siempre digo que en Shanghai no hay mucho que ver para un turista, pero dos días sí que los llenas. Lo primero que visitamos fue una calle llamada Duolun Cultural Street, que yo no conocía pero que sale en la Lonely Planet. Está en Hongkou (lo que antes era la Concesión Internacional) y allí vivieron muchos escritores y celebridades de la época. Ahora es una calle peatonal bastante tranquila, donde se pueden ver las casas en las que vivieron los escritores, y también hay algunas librerías de viejo.
Aquí el amigo Lu Xun charlando con sus colegas. Lu Xun es probablemente el escritor chino más conocido de principios del siglo XX.
Desde esa calle dimos un paseíto por Hongkou hasta que llegamos al antiguo matadero, el edificio 1933. Ahora es una especie de centro comercial moderno con cafés y tiendecitas, y también hay oficinas de diseño y arquitectura. En la parte central hay una escape room de esas, pero antes eso estaba todo abierto y se podía curiosear. Tampoco se puede subir ya a la azotea. Antes molaba más, pero sigue siendo un sitio peculiar.


Luego fuimos al Bund a echar las típicas fotos con los rascacielos y cruzamos a Pudong en ferry, que es mi forma favorita (¡y la más barata!). Tiramos la casa por la ventana y comimos en Ding Tai Fung. Cómo cambian las percepciones, ahora ya no me parece tan caro, sobre todo cuando se compara con los restaurantes para extranjeros que salen como setas en Shanghai. Después de comer subimos a la torre de la perla. ¡Yo no había subido nunca! Es que, atención, la entrada vale 180 yuanes. ¡Mamma mía! Y esa es la entrada más básica para ir al observatorio normal, si quieres subir más arriba, tienes que pagar más. El observatorio normal tiene la mitad del suelo de cristal y da bastante cosica.
La orilla del río que nunca sale en las fotos.

La torre de la perla.

"Shanghai le da la bienvenida". Este eslogan lo han copiado de los juegos olímpicos de Beijing...

Parece un lanzacohetes pero es el ascensor de la torre de la perla.

Desde arriba.

El suelo de cristal.

Estos xiaolongbaos no son del Ding Tai Fung sino de un restaurante enfrente de Tianzifang al que fuimos por la noche. Muy buena idea la de las cestitas individuales.

El día siguiente, hasta que salió el tren para Suzhou por la tarde, lo pasamos en el bazar Yuyuan, el templo que hay al lado y la Concesión Francesa. Digo el bazar Yuyuan y no el jardín porque al jardín no entramos... total, es igual que los jardines de Suzhou. Hacía un montón de tiempo que no iba por allí, siempre me da miedito porque está petado de gente. Pero un día entre semana por la mañana... debe ser el momento con menos gente, ¿no?


Estatua de un santo chino...