domingo, 28 de mayo de 2017

Visita familiar III: Qufu

La tercera parada de nuestro viaje fue Qufu, también en la provincia de Shandong y a solo 30 minutos en tren rápido de Jinan. Qufu es famoso por ser la cuna de Confucio, aunque en realidad él no nació allí sino en una montaña cercana. Pero después estableció su casa en esa ciudad y tras su muerte se construyó un templo donde iban los emperadores a hacerle ofrendas. La tumba de Confucio también está en Qufu. Estos tres lugares, el templo, la casa y el cementerio de Confucio, están en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. No es un sitio al que suelan ir muchos turistas extranjeros, pero está lleno de grupos chinos que van allí como en peregrinación.
Entrando al recinto del templo de Confucio.

El templo de Confucio es un recinto bastante grande que recuerda a la Ciudad Prohibida de Beijing. Tiene varios de pabellones y un montón de estelas que mandaron grabar los distintos emperadores. Cada vez que uno de ellos iba allí a hacer ofrendas en honor de Confucio, daba dinero para que se ampliara el templo e inscribía su estela correspondiente.
Muchos de los árboles de este recinto tienen más de mil años de antigüedad.
Una estela escrita por alguien importante.

En uno de los pabellones más grandes cazamos una representación de lo que debieron haber sido los ritos y ceremonias que se hacían en honor a Confucio.


A la salida del templo había un sitio donde podías alquilar ropa de emperador para hacerte fotos. Ciertas personas se lo pasaron pipa.
¡Saluden al emperador y la emperatriz!

Al lado del templo, e incluido en la misma entrada (que, por cierto, no lo he dicho al principio, pero es súper cara: 150 yuanes), está la casa de los Kong. Es decir, la estirpe de Confucio, ya que Confucio en chino se dice Kongzi, y Kong era su apellido. Sus descendientes vivieron allí hasta 1937, cuando, con muy buen ojo, vieron la que les venía encima y se fueron a Taiwan.
El jardín trasero de los Kong.

Un poco más alejado, a un kilómetro y medio más o menos, está el cementerio dela familia Kong, donde, según la web de la Unesco, hay más de 100.000 miembros del clan Kong enterrados. Confucio también.

Uno de los guardianes del cementerio.

La tumba de Confucio.

En realidad, durante la Revolución Cultural se abrió la tumba de Confucio (que en esos momentos era prácticamente el enemigo público número uno, ya que el objetivo oficial de la revolución era acabar con todos las ideas y tradicionales feudales y antiguas) y se descubrió que dentro no había restos humanos. Supongo que en realidad nadie sabe dónde están los restos de Confucio, pero, ¿qué más da? Ese es el lugar oficial y allí va todo el mundo a visitarlo.

lunes, 22 de mayo de 2017

Visita familiar II: Jinan

La ruta por China la organicé de manera que no fuera necesario volar a ningún sitio. Como escribí hace unas semanas, los vuelos internos en China son la muerte a pellizcos y siempre se retrasan, así que lo mejor es evitar los aeropuertos en la medida de lo posible. En cambio, los trenes de alta velocidad funcionan muy bien y son cómodos y puntuales. Así que diseñé la ruta buscando ciudades que quedaran entre Beijing y Shanghai.

La primera parada de la ruta fue Jinan, que es la capital de la provincia de Shandong. En China hay ciudades de las que siempre oyes hablar, aunque nunca hayas ido, como por ejemplo Guilin o Harbin. Yo nunca había oído absolutamente nada sobre Jinan y no sabía muy bien qué esperarme, así que me imaginé una ciudad feúcha-normal y bastante "China profunda". ¡Pero me equivoqué! Jinan me sorprendió gratamente. Aparte de los fantásticos parques y los manantiales de agua transparente que hay allí, la ciudad en sí me pareció muy maja. El estilo y la atmósfera de las calles me recordó un poco a Kyoto y había un montón de tiendas y bares chulos. Vamos, que hasta pensé que no me importaría vivir allí. Además, como está en el norte, seguro que hasta tienen calefacción en invierno (que es lo único que le falta a Suzhou para rozar la perfección).

Jinan es famoso en China porque tiene muchos manantiales. Pero son de agua fría, así que la gente no se baña en las aguas sino que se las bebe (no sé si la hierven antes o si se la beben directamente).
Parque del manantial Baotou. Un parque muy animado.

Agua transparente.

Señor cogiendo agua en el manantial de los tigres.



Al lado del parque del manantial de los tigres había esta piscina tan maja. ¡Con agua del manantial! Cualquiera que haya vivido en China sabe que encontrar una piscina descubierta no es tarea fácil, y menos una que ya esté abierta en mayo.


Otra de las atracciones turísticas de Jinan es la montaña de los mil budas. Los budas no son antiguos ni nada, pero la montaña da para un paseo muy agradable. Además hay un mercadillo en la entrada en el que tienen muchas cosas para curiosear, un montón de templos, un teleférico y un tobogán para bajar.
Buda vendiendo gambas secas.

Inciensos.

El teleférico.

En el centro de Jinan hay una callecita muy famosa llamada Furong Jie en la que venden muchos snacks diferentes y allí fuimos a cenar. Era un poco rollo como los mercados nocturnos de Taiwan. Comimos tofu apestoso (que llevaba una salsa de comino y estaba buenísimo), pinchitos de cordero, calamar, patatas fritas en espiral, yogur helado... Por detrás de esa calle fue por donde pasamos por un montón de barecitos con muy buena pinta donde sonaba música alternativa. También había varias tiendas de ropa vintage, lo que no es muy común en China.
La calle de los snacks estaba abarrotada.

Pinchitos... o pinchotes.

Patata en espiral y tofu apestoso.

Me gustó mucho Jinan, volveré seguro. Además solo está a 3 horas o así de Suzhou en tren rápido.

miércoles, 17 de mayo de 2017

Visita familiar I: Beijing

¡Ya estoy de vuelta después de mis vacaciones de dos semanas! He estado de ruta turística por varias ciudades del este de China con mis padres, mi hermano, su novia, dos tías, un tío y un primo. ¡Y C., claro!

La primera parada de la ruta fue Beijing. Yo viví allí durante 3 años y me gusta ir de vez en cuando y ver cómo sigue todo. Esta vez me dio la sensación de que había más árboles. No son imaginaciones mías, ¿verdad? Deben haber plantado muchos árboles nuevos. Toda la ciudad estaba llena del polen ese que parece algodón.

La visita familiar empezó con el pie izquierdo porque todo el mundo tenía que haber subido al mismo avión en Londres para llegar juntos a Beijing, pero la mitad de la tropa se quedó en tierra porque al Madrid-Londres se le pinchó una rueda. En serio. Así que nos tocó ir dos veces al aeropuerto en el mismo día para recibir a los visitantes. Pero, aparte de eso, todo lo demás salió bien.

En Beijing hay millones de cosas para visitar, pero cuando vas con los días contados hay que elegir. Esta vez visitamos, en orden cronológico: la casa de Mei Lanfang (estaba al lado del hotel), Houhai, Beihai, el Templo del Cielo, el Palacio de Verano, la Gran Muralla, Nanluoguxiang, Qianmen, Tiananmen, la Ciudad Prohibida y Jingshan.

Al parque Beihai yo solo había ido una vez, hace ya 10 años. Estaba hasta la bandera porque era domingo y antes de festivo (el Día del Trabajo).
El lago estaba muy concurrido.

El hotel estaba en Huguosi Hutong, una calle muy famosa por sus restaurantes. Los hutongs de allí también son muy monos.
En esas sillas casi siempre había algún abuelo sentado viendo la vida pasar.

El Templo del Cielo no es de mis sitios favoritos de Beijing, pero hay que llevar a los visitantes. Por lo menos como es grande no se notan tanto las aglomeraciones.
Pero haberlas, las había.

En un centro comercial que hay enfrente del Templo del Cielo encontramos el famoso dispensador de papel higiénico con reconocimiento facial.
Pero no es cierto lo que pone en la noticia de que solo te da papel cada 9 minutos. Si te vuelves a poner delante te da papel otra vez...

Al Palacio de Verano tenía muchas ganas de ir; creo que la última vez que estuve allí fue en 2009. Es un sitio muy bonito.
Foto de grupo.

El puente famoso del Palacio de Verano y que no me acuerdo cómo se llama.

Había que montar en barco, por supuesto. Pero de pedales no, que hacía mucho calor...

Con la Gran Muralla tuvimos mucha suerte. Fuimos justo el día después de que se acabara el puente de mayo, a una parte a la que yo no había ido nunca (黄花城 huanghuacheng) y no había nadie. Además, la zona era súper bonita.
¡Viva Huanghuacheng! ¡Muerte a Badaling!



El día que fuimos a Tiananmen ya se notaba en el cielo que algo se avecinaba... ¡al día siguiente hubo una tormenta de arena!
¿Qué harán luego con las fotos que se echan con los extranjeros?

La Ciudad Prohibida tampoco es de mis sitios favoritos, pero hay que ir. ¡Ah! He leído que a partir de octubre solo venderán las entradas por internet, así que estad al tanto si tenéis pensado ir. Había bastante gente (y eso que no era festivo).
Pero toda la gente va por el camino del medio, los lados suelen estar más vacíos.

Y así, a grandes rasgos, fue la primera parada de nuestro viaje.