jueves, 15 de mayo de 2014

Trabajar con proveedores chinos

El año pasado escribí una entrada comentando el libro Poorly Made in China. En aquel momento ya hablé de mis propias experiencias trabajando con proveedores chinos, pero es que es un torbellino de diversión que nunca se acaba y que daría para escribir una enciclopedia entera. Veamos la última anécdota, acaecida ayer.

Tras varios meses buscando un proveedor adecuado para un producto un tanto especial, por fin conseguimos encontrar el que parece el proveedor perfecto: es una empresa grande, no cualquier tallercito montado en la planta baja de una casa particular; tiene certificados y papeles; tiene una página web en condiciones... Da buena impresión. Las muestras que nos envía son correctas y reciben la bendición del cliente. Negociamos un precio. Pasamos el primer pedido.

Como ya sabemos que con un proveedor chino no te puedes confiar en ningún momento, mi compañero J. va a visitar al proveedor, que está en Hangzhou, para inspeccionar la primera parte del pedido (que por supuesto es urgentísimo y España necesita que lo enviemos por avión lo antes posible). Al llegar allí se encuentra con que lo que han fabricado no tiene nada que ver con las muestras aprobadas.

Nosotros habíamos aprobado esto:


Y el proveedor había fabricado esto:



Al decirle que era diferente, la primera reacción del proveedor fue negarlo todo. "¿Qué dices? ¿Diferente? ¡Pero si es igualito!".

Tras ver que no colaba cambió su táctica: "Es que si tengo que fabricar como las muestras aprobadas, el precio tiene que ser un 25% más caro!".

Pero a ver, hombre de dios, ¿cómo que "si tienes que fabricar como las muestras aprobadas"? ¿Para qué retruécanos quiero una muestra si no es para ver cómo va a ser el producto final? Si sabías que no podías fabricar como las muestras en grandes cantidades, ¿por qué no lo dices? ¿Por qué intentas metérmela doblada? ¿Para ver si cuela?

Y esto, amigos, es el día a día en nuestra oficina.


8 comentarios:

  1. Cuenta más historias de estas! Me encantan

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    1. Jajaja, vaya, gracias! No cuento muchas cosas del trabajo en el blog porque, la verdad, lo que menos apetece al llegar a casa es ponerse a pensar en el curro...

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  2. Qué guay la patata frita. En Vietnam también es así. Tienen una cara que se la pisan. ¿No firmasteis un contrato con una descripción de cómo debía ser el producto?

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    1. Contrato, haberlo haylo, pero mas que nada sirve para limpiarse el culo con el... los proveedores se lo pasan por el forro.

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  3. Yo sabía que había amenaza de muerte, pero no las palabras exactas. Je, je
    Ni idea, a ver si leo las noticias luego.

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  4. ¿Te has leído los dos primeros párrafos de este artículo? Ja, ja:
    http://elpais.com/elpais/2014/04/30/motor/1398873621_299229.html

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  5. Yo el verano que fui a hacer turismo a Pekín, me pareció un infierno. Igual es que tenía unas expectativas muy grandes de la ciudad cultural de China. Cómo pasaban las horas bobas dentro de un taxi, y qué mala leche tenían los taxistas... No sé, ya debo ser una shanghainesa arrogante...
    Y lo del coche, todo depende de cuánto metálico se tenga. A mí los Ferraris y todo eso, me parecen ideales, y eso, que a mí los coches en principio no me interesan. Si pudiera yo también me compraría uno.
    Y si no tuviste gusanos de seda de niña, no sé a qué esperas Marta, son una fuente inagotable de emociones. Acabo de comprar un saco de hojas de morera en el mercado de animales por 3 kuais... a ver cuánto duran.

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  6. Anoche soñé contigo. Tú, un exalumno japonés y yo, nos íbamos de viaje a Siria. Siria en el mapa estaba en el centro de África. Y tú decías, "vamos a necesitar armas en este viaje". Y yo decía, "pero, eso no se puede llevar en la maleta. Nos van a detener en el aeropuerto". Y el niño decía: "Uy, yo en algunos viajes que he hecho con mis padres llevábamos armas y no pasa nada, dejan utilizarlas". Yo no sabía cómo me había metido en este embolao, el caso es que tenía billete e íbamos. Además decía: "Pues yo no sé cómo usar una pistola, y aunque lleve una, no creo que pueda apuntar bien y darle a alguien, así que mejor no llevarla." Y eso no era todo, porque después de Siria íbamos a un país que no existe al otro lado del mundo. Y a mí no me cuadraba el asunto, ropa de calor para Siria, ropa de frío para el otro país, y armas. Pensaba: "La maleta va a pesar demasiado".

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