jueves, 24 de diciembre de 2020

¡Feliz Navidad desde Suzhou!

Este ha sido un año muy raro y esta navidad también va a ser insólita para mucha gente, ya que no podrán ni reunirse con la familia. Aquí en Suzhou tenemos suerte y vamos a poder salir y quedar con todas las personas que queramos estos días, aunque no sea fiesta (yo trabajo hoy, mañana y hasta pasado, que es sábado). Este año, como estoy tan liada, no voy a cocinar. Esta noche cenamos en el restaurante turco con unos amigos chilenos y mexicanos y mañana en un mexicano con amigos chinos. No van a ser banquetes navideños en sí, pero ya nos va bien.

Curiosamente, creo que este año ha sido el que he asistido a más eventos navideños en toda mi vida. A principios de mes fuimos a un bazar navideño muy cuqui en un hotel de postín. Habían tirado la casa por la ventana con las decoraciones y estaba petado de gente.





Otro día fui a una comida organizada por un grupo de mujeres. No decía explícitamente "comida de Navidad" (supongo que para ser más inclusiva), pero había un intercambio de adornos de árbol... Fue en el restaurante español pijo, que es caro pero al menos la comida está buena. Jugamos al bingo y gané un vale para un restaurante, y después hubo un sorteo y me tocó una cestita con productos griegos.

Había que ir vestida de blanco, yo a duras penas lo conseguí.

 

El viernes pasado fui a una cena navideña, aunque esta era mucho menos formal. La organizó mi compañero de trabajo mexicano y comimos tacos, bebimos una bebida dulce que preparan en México en navidad, jugamos a un juego llamado lotería que es como el bingo pero con dibujos que parecen las cartas del tarot en vez de números, cantamos una especie de villancico de allí, encendimos bengalas y rompimos una piñata. Me lo pasé muy bien pero lamentablemente no hice ninguna foto.


Los centros comerciales ya han puesto las decoraciones navideñas (no os creáis esas noticias que dicen que "China ha prohibido la navidad").

Árbol de macaroons en Suzhou Center.

Bola gigante en Eslite.


No sé si alguna vez os he contado que en China, en Nochebuena regalan manzanas porque la palabra manzana tiene un carácter parecido al de paz y en chino Nochebuena se dice noche de paz. Esta manzanota le regalaron ayer a C. en una reunión:



Y eso, ya está. Que feliz navidad, pasadlo bien esta noche, no os atragantéis con los polvorones, y tal.


viernes, 11 de diciembre de 2020

Las cagadas de Taobao

 Hace unos años escribí una entrada sobre las decepciones que te puedes llevar cuando compras en Taobao y me sigo riendo cada vez que la releo. Esas cagadas les pasaron a otros y yo simplemente retransmití lo que se publicó en el internet chino, pero últimamente yo misma he tenido algunas decepciones al comprar en Taobao, así que es buen momento para volver a tocar el tema.

Hace un par de semanas me di cuenta de que Baby A. solo tenía un par de zapatos de invierno, así que me fui a mirar qué se ofrecía por Taobao. Justamente vi que Pediped, una marca americana, tenía descuentos del 50% en algunos modelos y compré un par. No pude evitar fijarme en el anuncio que tenían en la tienda...

"It was an orgy". ¿Era una orgía? ¿Como esas que hacen en Bruselas?

 

Usar palabras en inglés al azar como decoración es algo que se ve mucho en China (tengo otra entrada sobre camisetas con frases raras en inglés). Pero lo mismo pasa con los caracteres chinos en países occidentales, ¿no? Lo típico de uno que se tatuó "sopa de pollo" porque pensaba que se veía muy chulo.

Pero bueno, volviendo a los zapatos. Cuando llegaron abrí la caja, saqué uno, vi que estaba bien y lo volví a meter. Al rato, cuando llegó Baby A. de la calle, saqué los dos para probárselos y ahí fue cuando me di cuenta de que algo fallaba... ¡los dos zapatos eran del pie izquierdo!


 

Mirándolo por el lado bueno, la tienda (y la fábrica de Pediped, parece) están en Suzhou así que cambiarlos fue muy rápido.


Después tuve otra decepción unos pocos días después. Resulta que mañana voy a una comida con las mujeres de un grupo de WeChat en el que estoy y hay que llevar un adorno navideño para intercambiarlo con alguien. En Taobao encontré esta bola tan mona y la compré.



Pero cuando llegó... resulta que era una caca. La parte donde va la bombilla es una tapa de plástico que no encaja bien en la base de madera, así que el adorno queda torcido si lo pones sobre una superficie plana y además la nieve de dentro se sale por el hueco...



Así que nada, mañana antes de ir a la comida tendré que pasarme corriendo por un centro comercial para comprar algo más decente...



jueves, 26 de noviembre de 2020

La situación actual del covid-19 en China

 Hace ya 10 meses desde que empezó el confinamiento de Wuhan y cómo han cambiado las cosas desde entonces, ¿verdad? En aquel momento nadie se imaginó cómo estaríamos unos meses después. Bueno, menos Taiwán, que reaccionó enseguida y se ha mantenido sin apenas casos. La mayoría de los demás países, en cambio, se esperaron a verlo venir, como si la cosa no fuera con ellos. Recuerdo que al principio hasta había rumores que decían que el virus solo afectaba a los asiáticos. También se decía que en realidad en China estaba ocurriendo poco menos que el apocalipsis zombi o que el virus lo había creado Estados Unidos para cargarse China (si esto fuera verdad, sería la definición perfecta de "salir el tiro por la culata"). De estos y otros rumores ya hablé en esta entrada, podéis ir a reíros (o llorar) un rato.

Supongo que no hace falta que os cuente cómo está la cosa en España porque lo sabéis mejor que yo. Pero mucha gente me pregunta cómo estamos en China... ¿Seguimos haciendo confinamiento? ¿Hay muchos casos? Y a mí hasta me da pena cuando contesto que llevamos haciendo vida normal prácticamente desde abril y podemos salir, comer en restaurantes, ir a sitios llenos de gente y hasta viajar (bueno, por dentro de China, salir es posible pero volver es muy difícil).


 

¿Es tan difícil de creer? El país en el que empezó todo y donde a principios de año era el caos total y la gente se caía muerta por la calle (eso decía otro rumor) ha podido controlar el virus, y muy rápido. El confinamiento de Wuhan duró 11 semanas, lo que en aquel momento parecía una eternidad pero ahora, visto lo visto... otros países la quisieran para ellos. Aquí en Suzhou estuvimos mes y medio en casa (ni siquiera era un confinamiento obligatorio, solo recomendable) y salíamos para ir al supermercado. Según este artículo de The Lancet, China consiguió controlar el virus gracias a varios factores: se actuó rápidamente en cuanto se dieron cuenta de la gravedad del asunto; la gente estaba preparada porque se acordaban de la epidemia de SARS en 2003; y apenas hay residencias de ancianos porque estos viven con sus hijos. Además, la gente se puso la mascarilla desde el principio porque aquí tienen esa costumbre (se la ponen cuando están constipados o para la contaminación). Ahora mismo aquí no hay ningún tipo de restricciones, pero la mascarilla sigue siendo obligatoria en los autobuses y en el metro, y al entrar en los centros comerciales también te piden que te la pongas (aunque luego dentro se la quita mucha gente).

Enmascarados en el metro.

Probando un parque de juegos nuevo el finde pasado.


Pero esto no quiere decir que China esté 100 % libre del virus. De vez en cuando aparecen nuevos rebrotes de la nada, pero aquí no les tiembla la mano y los cortan enseguida, ya sea cerrando un pueblo entero o haciéndole el test a todos sus habitantes. Uno de los últimos rebrotes ha sido en el aeropuerto de Shanghái, en la sección de carga, no la de pasajeros. Aparecieron cinco casos (supuestamente porque un trabajador limpió un contenedor refrigerado procedente de Estados Unidos y no llevaba mascarilla) y la noche del domingo pasado hicieron la prueba a todos los trabajadores de esa parte del aeropuerto: más de 17 000 personas en una noche.

En Suzhou hace mucho que no hay casos nuevos pero la semana pasada tuvimos un sustillo cuando se publicó que un hombre que había dado positivo en Tianjin había estado en Suzhou el 6 y 7 de noviembre. A lo mejor en ese momento ni siquiera tenía el virus todavía, pero encontraron e hicieron el test a unas cien personas que habían tenido contacto con él en Suzhou.

Pues eso, no sé. Que aquí estamos bien de momento y está la cosa muy controlada. Espero que en España mejore... aunque, sinceramente, allí creo que ya las únicas soluciones son la vacuna o la inmunidad de grupo.

Ahora solo espero que yo ya no sea gafe y que no aparezca un rebrote enorme en China 5 minutos después de publicar esta entrada...


miércoles, 11 de noviembre de 2020

La fiesta de Halloween

 A buenas horas, mangas verdes, para escribir de Halloween ahora. ¡Es que se me pasan los días y no sé ni cómo! El trabajo me tiene ocupadísima y no encuentro ni un momento para actualizar el blog. Pero nos lo pasamos tan bien en la fiesta de Halloween a la que fuimos que quiero dejarlo para la posteridad.

Yo creo que de pequeña nunca celebré Halloween, en los 90 en España no se llevaba, ¿no? Ahora no sé. Aquí en China no es que sea una fiesta reconocida, pero en las guarderías siempre les dicen a los niños que se disfracen y se organizan bastantes eventos. Hace un par de años había un grupo de niños en mi urbanización yendo de un bloque a otro pidiendo caramelos y seguramente lo organizaron sus madres. Baby A. es muy pequeño para ir de puerta en puerta y comer caramelos, pero un restaurante al que vamos a veces organizó una fiesta de Halloween para niños y nos apuntamos con nuestros amigos chinos, que tienen dos hijos de 5 y 7 años o así.

Baby A. ya tenía disfraz porque una madre me había dado una bolsa con ropa y entre otras cosas había un disfraz de oruga. Los mayores no sabíamos si nos teníamos que disfrazar o no, pero de perdidos al río, ¿no? Si vamos a una fiesta de Halloween hay que ir a tope. No sé cómo, de repente se me ocurrió el disfraz perfecto para C. y para mí: dos personajes de cómic para los que apenas tendríamos que comprar unos accesorios, porque simplemente van vestidos de negro. Y mi amiga es una fanática del maquillaje (es de esas que no deja que ni su marido la vea sin chapa y pintura) y se ofreció a peinarnos y maquillarnos.

C. maquillándose. Nos pusimos la cara muy blanca.


Nos lo pasamos muy bien en la fiesta, los niños los que más, claro. Había una chica pintando las caritas (pero, como siempre, llegamos tarde y esto no lo pudimos hacer), un payaso que repartía globos y luego hizo un espectáculo , premios y un bufet. No todos los adultos iban disfrazados y a mi amiga le daba un poco de cosa con su traje de Yasmín, pero yo creo que iba muy bien, se compró hasta el pelucón y todo. Al final hasta ganamos un premio a mejor disfraz de familia, aunque puede que fuera simplemente porque íbamos todos disfrazados, jajaja.



Por cierto, ¿sabéis de qué íbamos C. y yo? De Morfeo y Muerte, del cómic The Sandman.



Baby A. era de los niños más pequeños y estaba un poco acojonado con el payaso, pero no se movió del sitio durante todo el espectáculo. Le acabo de preguntar ahora mismo si le gustó el payaso y ha dicho muy rápido que no, que le daba miedo. Pero bueno, también le da miedo Papá Noel...



 

Pues eso, que nos lo pasamos muy bien y el año que viene nos apuntaremos otra vez, pero esta vez los tres iremos de algo relacionado... tengo que pensar el qué.





viernes, 30 de octubre de 2020

Las mierdas que compra mi marido

 Hace un par de meses fue el cumpleaños del niño. Yo ya contaba con que yo era la que me iba a encargar de los regalos, pero le pregunté a C. por si acaso, no nos fuéramos a juntar con demasiadas cosas. "¿Le vas a comprar algún regalo de cumpleaños al niño?". "Sí", me dijo. "He visto esto". Y va y me manda una foto de un proyector de esos para bebés con estrellitas y música. Me quedé ojiplática. "¿Por qué le quieres comprar eso? ¡Si eso es para bebés y va a cumplir dos años! Por no mencionar que... ¡¡ya tiene TRES proyectores parecidos!!". (Regalos que nos hicieron cuando nació). "Es que este parece muy chulo...". 

Yo no sé qué le pasa a este hombre, pero le da por comprar unas cosas rarísimas. Y lo peor es que las usa dos veces y luego se olvida de ellas, así que tengo la casa llena de mierda que no sirve para nada y ocupa espacio. Y este piso no es que sea grande, ni tampoco tiene mucho espacio para poner cosas. Bueno, arriba tenemos una habitación-trastero, pero tampoco es plan de llenarla de cosas inútiles, ¿no?

Para que os riáis un rato, os voy a enseñar algunas de las cosas que ha comprado C. en sus momentos de locura. ¡A ver qué os parecen!

- El masajeador de rodillas

Parece ser que a C. a veces le duelen las rodillas. Un día le dio por comprar un masajeador de rodillas, que algo que parece como el cacharro de tomar la tensión pero en las rodillas. ¿Servirá para algo? Llamadme incrédula, pero yo lo dudo. O, vamos, si hace algo, no será nada que no se pueda conseguir con una bolsa de agua caliente. Lo usó un par de veces, lo metió en una bolsa de plástico y lo guardó en el aparador del salón... y ahí sigue hasta ahora.



- La cosa para jugar al golf en casa

Otro día apareció con un paquete sospechoso. "¿Qué es eso?", le pregunté. "Es para entrenar al golf". Como el paquete no era muy grande, no le di más vueltas. Hasta que vi la cosa montada... ocupa la mitad del piso de arriba. Es como una tienda de campaña gigantesca. ¿Cuántas veces la ha usado? Menos de 5, yo diría. Y ahí sigue montada desde hace más de 6 meses.

Es eso verde del fondo.


- El coche decorativo

Hay gente a la que le gusta tener objetos decorativos en casa. Bueno, pues a mí no. Yo el espacio lo necesito para poner libros y los juguetes del niño, no para poner cosas que, por muy bonitas que sean, no sirven para nada y además acumulan polvo. Un día apareció C. con este coche de la foto de aquí abajo y me dijo que era un regalo para el hijo de un amigo suyo. Ese niño tenía en aquel momento unos dos años y este coche claramente no es un juguete, y así se lo dije. Total, que el coche acabó en nuestra estantería cogiendo polvo. Hasta que hace unas semanas me harté (porque no tengo espacio para poner los juguetes de A.) y le dije a C. que iba a regalar ese coche en un grupo de WeChat de cosas gratis. Así que se espabiló y lo puso a la venta en Xianyu, que es como Taobao pero para vender cosas de segunda mano. Tuvo suerte y se lo compraron muy rápido, y por un buen precio.

Este era el coche.


En realidad C. está bastante enganchado a la app de vender cosas de segunda mano. Ahí ha vendido bastantes cosas que nos regalaban y que no queríamos, y también piezas de tuning del coche que tenía antes, y ha sacado unos 30.000 yuanes hasta ahora. A ver si consigo que venda la cosa de jugar al golf y el masajeador de rodillas...




viernes, 16 de octubre de 2020

Visita a Ningbo

Hacía mucho tiempo que no viajaba por China durante unas vacaciones nacionales. Hacerlo es muy peligroso, porque todos los sitios están petados de gente. Pero este año teníamos 8 días, viajar al extranjero no era factible (¿volverá a serlo alguna vez?) y no era plan de quedarse en casa todo el rato. Tras mucho pensar, porque hay millones de sitios a los que quiero ir (pero preferiblemente no durante unas vacaciones nacionales), me decidí por Ningbo. ¿Por qué? Pues porque está cerca y porque nunca había ido. No había otro motivo, jajaja.

Ningbo es conocido por ser un puerto de carga muy importante. Vamos, es que yo al menos no sabía nada más. Entre los chinos es famosa más que nada por el marisco, pero resulta que también tiene algunos sitios interesantes para visitar y es una de las ciudades más antiguas de China. También tiene muchas montañas por los alrededores y parece que es un buen sitio para excursiones de naturaleza. Pero eso ahora mismo con el niño no es buen plan, así que nos quedamos en el centro de la ciudad. Me dio la impresión de que había muchísima gente joven y bastante marcha en Ningbo. ¡¡A las 9 de la noche todavía había gente por la calle!! En Suzhou son como las gallinas y se recogen muy temprano.

Fuimos en coche y no había mucho tráfico porque Ningbo no queda en la dirección de ningún sitio turístico famoso. Llegamos por la tarde y nos dio tiempo a ver la catedral (que tenía códigos QR en las huchas de las ofrendas, porque en China ya nadie lleva efectivo y todo el mundo paga con el móvil), un antiguo banco de cuando Ningbo era uno de los centros económicos del país (solo por fuera, estaba cerrado por reformas), otra iglesia católica y la zona del Bund viejo, donde había muchísimos bares y un restaurante italiano en el que cenamos y me parecía estar en Europa (tanto por la decoración en sí como por el hecho de que tardaron muchísimo en servirnos la pizza; en China suelen servir todos los platos muy rápido o la gente se empieza a quejar a voces).

La catedral de Ningbo.

 La plaza en la zona comercial.


 
Otra iglesia católica. Las banderas son por la fiesta del día nacional.


El segundo día estuvo lloviendo todo el rato, así que fuimos al museo. Había una cola larguísima pero fue rápida la cosa, solo tardamos unos 15 minutos en entrar. Era gratis pero había que registrarse en WeChat, y los extranjeros tenían que rellenar también un formulario a la entrada. Ahí, discriminando. Otra cosa en la que Ningbo discrimina a los extranjeros es que no podemos pagar con el móvil en los autobuses. ¿¿Por qué?? ¡¡Ah, quién sabe!!

El museo de Ningbo.


El tercer día fuimos a ver un parque que hay en el centro de la ciudad. Era muy chulo, los parques chinos siempre molan. Había un lago donde se podían alquilar barcas de pato, casas antiguas (en una de ella vivió Chiang Kai-Sek) y unos columpios donde tuvimos que parar un rato, por el niño. Cerca del parque estaba el monumento más famoso de Ningbo, Tianyige o la biblioteca privada más antigua de China. Más que una biblioteca parecía los jardines de Suzhou, era del mismo estilo.

El lago del parque.


El último día, ya de camino de vuelta a Suzhou, visitamos un antiguo templo que ahora es un museo de arquitectura tradicional. Estaba en lo alto de una colina y había que subir escaleras. ¡Baby A. las subió y bajó todas solito! Arriba había el típico estanque de los templos, y la comida para los veces la vendían en las máquinas esas de bolas que suelen tener juguetitos para los niños.

Las escaleras.

Dando de comer a los peces.


Y nada, ¡esas fueron nuestras vacaciones! Ningbo me pareció una ciudad en la que se puede vivir, lo que no se puede decir de todas las ciudades de China, jajaja.

miércoles, 30 de septiembre de 2020

Pasteles de luna

 ¡Mañana es el festival del medio otoño! Ya he hablado antes de esta fiesta tradicional china, aquí y aquí. Este año es un poco raro porque, en vez de ser una fiesta separada, el día del medio otoño cae el 1 de octubre, que es el día nacional de China y el comienzo de una semana de vacaciones. Así que tenemos fiesta del 1 al 8 de octubre, un día más de lo normal. Pero no hay que emocionarse, el domingo pasado tuvimos que trabajar para recuperar un día, y el sábado 10 de octubre es laborable también. No se puede dejar que la gente descanse mucho, a ver si se van a dar cuenta de que hay más cosas en la vida aparte de trabajar.

Durante la fiesta del medio otoño, lo típico que se hace es observar la luna llena, reunirse con la familia y comer pasteles de luna. Durante el mes de septiembre, toda China compra y regala cajas de estos pasteles. A nosotros este año nos han dado 6 cajas. Cada una lleva entre 5 y 8 pasteles, a una media de 700-800 calorías por pieza, así que os podéis imaginar el plan. Si consigo acabar la semana sin engordar, será un milagro...

Los pasteles de luna normalmente no son santo de mi devoción (son como un mazapán amazacotado y con rellenos raros como alubias o una yema de huevo entera), pero este año casi todos los que nos han regalado no son los típicos. Os los voy a poner para que los veáis:

 

- Pasteles de luna de Starbucks

Vender pasteles de luna para las fiestas no debe ser mal negocio, porque todas las marcas se suben al carro, Starbucks incluido. Nunca había probado los suyos antes. Creo que cada año los hacen distintos. La caja de este año traía 8 pasteles, dos de cada sabor: café expreso, jujube (un tipo de dátil del oeste de China), crema de huevo dulce y, atención, beicon a la pimienta negra. También había un pañuelo que parecía de seda pero resulta que está hecho con botellas de plástico recicladas.

Este es el de beicon a la pimienta negra. Raro, pa qué nos vamos a engañar.


- Pasteles de luna típicos de Yunnan

Estos se diferencian de los del resto de China en que no tienen grabados por fuera. son lisos, y el relleno es de una especie de jamón con un montón de azúcar. La caja traía creo que 6 pasteles de tamaño normal, tres de jamón y tres de jazmín, y uno gigantesco que es el que se ve a medio comer en la foto de aquí abajo.

A la derecha, pastel de luna tamaño normal. A la izquierda, pastel tamaño tarta.

 

- Pasteles de luna de Haagen Dazs

Estos son los más solicitados cada año, quizás porque no son pasteles de luna en absoluto, sino helado normal. Este año hemos tenido dos cajas de dos variedades distintas: unos que son como un sandwich helado y estos otros de la foto, que están empaquetados como pasteles de luna.

Están un rato buenos.

 

- Pasteles de luna caseros

Ayer apareció la "prima" de C. (bueno, la hija de su padrino) con una caja de pasteles de luna caseros, según dijo. No sé si los ha hecho ella o qué, a mí me parecen muy profesionales. No son de la forma ni la masa típica, pero el relleno sí es el normal de alubia y huevo.



De momento ya nos hemos zampado los de Starbucks y los de Yunnan (menos la mitad que queda del grande). De los de helado he probado uno y están buenísimos, obviamente. ¡Feliz día del medio otoño!


miércoles, 23 de septiembre de 2020

El zoo de Suzhou

El domingo pasado fuimos al zoo de Suzhou. Yo no pisaba un zoo chino desde 2006, cuando visité el de Beijing y salí bastante deprimida. Afortunadamente, el de Suzhou es nuevo y no tiene nada que ver. Está a las afueras de Suzhou y es así:

Lago donde se puede alquilar una barquita y congeniar con los ¿pelícanos?

 

Aunque parece que está donde Napoleón perdió el gorro, en realidad solo se tarda 30 minutos en llegar en coche. Bueno, a eso hay que añadirle el atasco del último kilómetro, cuando todo el mundo está buscando sitio para aparcar.

El zoo de Suzhou antes estaba en el centro de la ciudad, dentro de un parque, y debía ser bastante pequeño. Ahora por lo menos los animales están en un entorno bonito y tienen jaulas grandes... 

Flamencos.

El zoo tiene varias zonas: la de los pájaros, la de los herbívoros, la de los "animales feroces"... No lo vimos todo porque era bastante grande, hacía calor y teníamos hambre. No había muchas opciones para comer, así que la próxima vez prepararé unos bocatas para ir ya en plan dominguero total. Vimos muchos pájaros y monos, dos jirafas, un elefante, canguros, zebras, llamas, camellos, antílopes, ciervos, un león durmiendo en la lejanía y varios tigres. Nos perdimos los osos, los lobos y todos los bichos acuáticos, así que tendremos que volver otro día. Baby A. se lo pasó como los indios, obviamente.




En medio del zoo había una feria con cacharritos para los niños. Menos mal que Baby A. dijo: "Hay mucha gente, luego si eso volvemos" y se le olvidó...

Ahí al fondo se ve la feria...


Había otra zona de "animales adorables". Qué discriminatorio, ¿no? Bueno, quizás era simplemente una mala traducción. Había cabras, conejos y cosas así para que los niños los vieran más de cerca o incluso tocaran.



Me pareció un buen sitio para ir con niños. Como es tan grande, no había aglomeraciones aunque hubiera bastante gente. El nombre oficial del zoo es 上方山森林动物世界, Shangfangshan Forest Animal World y la entrada de adulto vale 60 yuanes.


jueves, 10 de septiembre de 2020

Nuevos comienzos

Ay, madre, qué rápido se me pasa el tiempo, ¡si ya estamos en septiembre! ¿A vosotros os da la sensación de que el año empieza en septiembre y no en enero? A mí de pequeña sí, porque era cuando empezaba el cole y un curso nuevo, ahora ya no tanto. Estaría bien que el año empezara en septiembre, así podríamos dejar atrás este 2020 del demonio, jajaja. 

Este último mes he estado muy liada porque ¡chan chan! he cambiado de curro. A finales de julio me comunicaron que me daban la patada en mi antiguo trabajo, y parecían tener mucha prisa en largarme. Que me echaran no me extrañó, porque nuestro departamento llevaba años sin tener mucho que hacer, pero sí me resultó rara la prisa de última hora, cuando estábamos ultimando un proyecto. En fin, serafín, a otra cosa y no pasa nada. Total, que el mismo día que me dieron la patada, contactaron conmigo desde otra empresa del mismo sector que está en Shanghai. Tras pasar un test de traducción y una entrevista, me contrataton. Querían que empezase lo antes posible pero yo quería descansar unos días, así que me tomé tres semanas (una la pasamos en la playa de la entrada anterior). El resto del tiempo estuve ocupadísima sacando de paseo a Baby A. y viendo a amigas a las que hacía mucho tiempo que no veía. Hasta me entraron ganas de quedarme de mantenida, en vez de ponerme a trabajar otra vez tan rápido...

En la piscina.

Haciendo la maleta para la playa.


Pero tenía ganas de currar en esta empresa porque están haciendo juegos muy chulos y les va muy bien. Además, por primera vez estoy en un equipo con más traductores, en vez de ser yo la única de español. Y nada, como acabo de empezar pues estoy liadísima, como es normal, y no tengo mucho tiempo para el blog... 

Yo, dándole a la tecla.

No sé si será defecto profesional, pero al ver la traducción de este menú en un restaurante de Sanya le tuve que hacer una foto...



martes, 25 de agosto de 2020

Vacaciones en Sanya

Yo ahora mismo debería estar en España, pero ya sabéis qué ha pasado con los planes que había hecho todo el mundo para 2020: se han ido a la mierda. No está la cosa para ir viajando por el extranjero, pero en China la situación está bastante tranquila y aparte de unos cuantos rebrotes muy localizados que se han contenido rápidamente (aquí no les tiembla la mano), llevamos varios meses ya haciendo vida normal, así que había que aprovechar las vacaciones saliendo de Suzhou al menos. Hay un montón de sitios en China que quiero visitar, pero no con un niño de dos años, así que la elección estaba clara: ¡playa!  Y la playa más famosa, y de las pocas decentes de China, está en Sanya, en la provincia de Hainan.



Hainan es una isla que está pegando ya con Vietnam y es a donde desterraban a los oficiales revoltosos que había que quitarse de en medio. Mucho mejor que Siberia, ¿no? Teniendo que cuenta que es una isla tropical... Supongo que antes era prácticamente el culo del mundo, pero ahora es un destino turístico muy popular entre los chinos y también entre los rusos, que según tengo entendido no necesitan visado para ir allí (bueno, cuando no hay coronavirus, ahora no) y por eso se ven carteles en ruso por todas partes. Nosotros fuimos a una zona que se llama Yalong Bay donde prácticamente solo hay resorts.

Nuestro hotel es el edificio blanco a la derecha. Las montañas de detrás son un parque natural.

La playa.


Yo nunca había estado en unas vacaciones así, tumbada a la bartola y sin hacer nada aparte de bañarme y comer. Cuando viajo me gusta ver mil cosas y aprovechar el tiempo, pero ahora es pensar en ir a cualquier sitio con Baby A. en ristre y se me quitan las ganas, jajaja. Así que nada, lo que hicimos cada día durante 6 días fue despertarnos tranquilamente, ponernos hasta arriba en el buffet del desayuno, ir a la piscina o a la playa, comer, echarnos la siesta, volver a ir a la playa o a la piscina, y cenar. Todo el día comiendo y echándome crema, yo creo que poco más he hecho. Cómo pegaba el sol, madre mía.

La piscina del hotel era maravillosa. Daba toda la vuelta.

El sirenito. Cómo le gusta el agua.

Foto de familia.

El agua estaba clarita, pero la arena podía estar más limpia. Qué cantidad de colillas, puto asco.


 

No me puedo quejar, por lo menos he podido pisar la playa este año...