miércoles, 17 de octubre de 2018

El postparto en China

¡Ya por fin he terminado el postparto!  En China, el periodo de postparto se llama 月子 yuezi y dura 30 o 42 días, dependiendo de si haces la versión corta o la larga. La tradición dicta que, durante este tiempo, la recién parida no puede hacer prácticamente nada, tiene que quedarse en la cama un mes y comer cosas "nutritivas" especiales.

La recién parida, rodeada de su madre, su suegra y sus tías: no puedes ducharte, ni levantarte de la cama, ni tocar agua fría, ni lavarte el pelo, ni que te dé el aire, ni cortarte las uñas (esta última no la había oído nunca).

La prohibición más conocida del postparto chino es que hay que evitar por todos los medios coger frío. Esto se traduce en no ducharse, no lavarse el pelo ni los dientes, no abrir la ventana ni encender el aire acondicionado, no comer cosas frías (no necesariamente frías de temperatura, sino "frías" según la medicina tradicional china)... No me quiero ni imaginar cómo olerá esa señora después de un mes.
La madre/suegra dice: "¡¡Quieta!! Durante el postparto no te puedes duchar ni lavar el pelo o cuando seas vieja te dolerá la cabeza." La flecha que apunta al pelo dice: "Pelo tan grasiento que se puede freír la comida en él".

Para mantenerse bien calentitas durante el postparto las mujeres chinas pasan de la ropa normal, van vestidas con unos pijamas preciosos y bien abrigaditos y llevan un gorro muy estiloso que es especial para esos días. No importa si has parido en pleno verano, tienes que taparte de pies a cabeza y no hay discusión que valga. Supuestamente es porque tu cuerpo está muy débil y si te entra frío te dolerán las articulaciones o la cabeza (la tradición no se pone de acuerdo) cuando seas vieja. Efectivamente, señoras: los dolores de la vejez no son por haber estado usando el mismo cuerpo durante muchísimos años, sino por una corriente de frío que te dio un día dos semanas después de parir y que vuelve 40 años después a torturarte en forma de artritis.

 Modelitos para el postparto de la primavera-verano 2018. El gorro lo hay en versión charcutera (a la izquierda) y en versión golpe en la cabeza (debajo).

El otro día fui al hospital para la revisión de las 6 semanas y vi a un par de chicas jóvenes vestidas de esta guisa. Me moría de ganas de hacerles una foto, para que veáis que no exagero, pero soy demasiado cortada.








La comida es también un punto muy importante. Básicamente hay que tomar sopas: de pollo, de pescado, de manitas de cerdo... porque ayudan a que tengas mucha leche. También hay que tomar azúcar moreno, llamado azúcar rojo en China, porque supuestamente aporta hierro (eeeeh... no. Es azúcar. Si quieres hierro, tendrás que tomar otras cosas), huevos porque son muy nutritivos, y en algunos sitios especialmente atrasados tienen un vino especial para el postparto. Porque todo el mundo sabe que hay que beber alcohol cuando estás dando el pecho. Oye, a lo mejor así el bebé duerme toda la noche de un tirón.


Durante mi postparto, yo he prestado especial atención a todas estas normas y me he esforzado mucho por hacerlas... al revés. Simplemente por demostrar que no pasa absolutamente nada. Aunque, claro, la reacción suele ser que "las mujeres extranjeras son más fuertes, pero las chinas lo tienen que hacer sí o sí". Me duché y me lavé el pelo a la mañana siguiente de parir y a la doctora le pareció muy bien (muchos médicos chinos dicen que basta ya de tanta tontería anticuada). Salí del hospital con mi bebé en brazos y un señor que bajaba también en el ascensor puso el pulgar para arriba y me dijo que era muy fuerte (las demás parturientas iban con los pijamitas mencionados y cara de estar muriéndose mientras sus madres/suegras/enfermeras cargaban con su bebé). He comido fruta y hasta helados. He llevado pantalones cortos (¡horror! ¡las rodillas expuestas a la corriente!) y sandalias sin calcetines (¡requetehorror! ¡ya me acordaré cuando cumpla 40, que en China es ya la tercera edad!). Y no me he tirado todo el mes en la cama, obviamente.

No obstante, hay una parte del postparto chino que me parece genial: a la madre la dejan descansar y no se pretende que sea superwoman haciéndolo todo. Durante las dos primeras semanas C. tuvo su baja de paternidad y era él quien se encargaba de cambiar los pañales, curarle el ombligo, bañarlo, vestirlo... Su madre también estaba aquí y se encargaba de cocinar y lavar la ropa. Mi único cometido era recuperarme y dar el pecho. Y así estoy, ¡como una rosa!