martes, 27 de noviembre de 2018

Moda infantil en China

A mí la verdad es que nunca me habían gustado especialmente los bebés, y antes de tener al mío solo había cogido en brazos a uno una vez (y se puso a llorar enseguida), pero la ropita de bebé siempre me ha parecido muy mona. La moderna, no la tradicional con faldones y cosas de esas. Pero, ay amigos, hasta que llegué a China y vi lo que les ponen aquí a los niños... ¿qué han hecho los pobrecitos para merecer este ultraje?

- Pantalones con abertura
Esto es lo que más choca cuando llegas a China: ver a los niños correteando con el culo al aire porque tienen un agujero o raja en los pantalones. Esto se debe a que a los niños chinos los enseñan a hacer sus necesidades a demanda, es decir, cuando su madre o abuela los pone en cuclillas y emite una especie de silbido. Como los ponen en cualquier momento y lugar (si están en la calle, pues en un árbol, encima de una papelera, o en el mismo suelo), no llevar pañales y tener los pantalones agujereados ahorra tiempo.

La madre de C. trajo un día una bolsa llena de ropa de bebé de segunda mano de la prima de C., y absolutamente todos los pantalones eran abiertos. Yo no quise ni uno porque, lo siento mucho, pero aunque mi bebé sea medio chino no va a ir por ahí con el culo al aire. Luego un día fue a una tienda y vino cargada con un montón de ropa. Los pantalones están cosidos, pero la costura de la entrepierna es más sencilla y se puede abrir fácilmente con una tijera para convertirlos en pantalones abiertos.


- Estampados y diseños horrorosos
Cada vez que paso por una tienda de ropa china para bebés me entran ganas de llorar porque es todo un horror. Unas combinaciones de colores, unos estampados feísimos, palabras sin sentido en inglés por doquier, conjuntos que parecen pijamas, vestidos de princesa y millones de volantes para las niñas... "Por suerte", solo una persona me ha regalado ropa de este estilo, un amigo de C. que vino a ver al niño y nos trajo una caja regalo con esto:
Los voy a usar como pijama porque no me gusta tirar cosas nuevas... pero no he visto cosa más horrorosa en mi vida, jajaja. Y lo peor es que he visto a niños vistiendo ropa en este plan por la calle.


- Más capas que una cebolla
Yo creo que ya lo he mencionado alguna vez: para los chinos, el frío causa todo tipo de enfermedades y es probablemente la causa de muerte número uno. Y como los bebés son tan pequeñitos y delicados, hay que tener especial cuidado y abrigarlos bien para que no cojan frío. Así que a los pobres los envuelven en tropecientas mil capas de ropa hasta que no se pueden ni mover y se les ponen las mejillas coloradotas.
Así llevan a los bebés cuando hace 30 grados, que la brisa de septiembre es muy traicionera.

- Babero posterior
Esto está relacionado con el punto anterior. Como llevan a los niños excesivamente abrigados, los pobres sudan que es una barbaridad, sobre todo cuando son un poco más mayorcitos y corretean por ahí. Entonces les ponen una especie de toalla que se mete por el cuello, entre la piel y la ropa, y tiene un extremo con dibujitos que sobresale. Así la toalla absorbe el sudor. ¿No sería más fácil quitarle una de las capas de ropa, que si está sudando es porque lleva demasiadas? Nooo, qué va, mucho mejor ponerle el babero posterior.



- Zapatillas oruga
Estas zapatillas supongo que son cómodas porque no hay que andar preocupándose por los cordones, pero me dan coraje porque las tienen absolutamente todos los niños de China. ¡¡Son una plaga!! ¡¡Como las orugas esas peludas asquerosas en primavera!!


- Oros
Vale, esto no es algo que les pongan a los niños en el día a día, pero tienen la costumbre de regalarles cosas de oro a los bebés: pulseras, tobilleras y colgantes. Algunas aparte de oro también llevan jade. Si me hubieran regalado una o dos probablemente no hubiera dicho nada, pero es que tengo 7 u 8 cosas de estas de oro. Se supone que se las tengo que poner cuando hagamos su fiesta de los 100 días, que será el 9 de diciembre. Como le tenga que poner todos los oros que le han regalado, va a parecer M. A. Barracus, el del Equipo A. Mirándolo por el lado bueno, si hay otra crisis y todos mis ahorros se quedan en nada, puedo vender todo este oro y recuperar algo.
Lo que les gusta a los chinos el oro bien amarillo y brillante. A mí me parece una horterada, pero para gustos colores.


- Cabezas rapadas
Esto no es ropa ni complementos, pero forma parte de "la moda china". Aquí muchos siguen creyendo que si le rapan la cabeza a los niños, el pelo les crecerá más grueso y fuerte. Bueno, la verdad es que en España también hay gente que sigue pensando que esto es verdad (no lo es). A mí me da cosita ver a los bebés con la cabeza rapada porque parece que tienen cáncer o algo... También se hace cuando los bebés celebran su fiesta de los 100 días. Como podréis imaginar, yo no tengo intención de raparle la cabeza... y menos en pleno invierno.


Más entradas sobre moda china: la moda premamá, horrores estilísticos y las camisetas en inglés de Taobao.






miércoles, 14 de noviembre de 2018

En memoria de Nico

Nico nos dejó el sábado pasado, 10 de noviembre, tras empeorar rápidamente de lo suyo (llevaba dos meses pachucha). Tenía 10 años y medio y había vivido conmigo cuatro años y medio. Aquí podéis leer la entrada que escribí cuando llegó a casa, en mayo de 2014.

Cuando llegó estaba gorda como un rulo.

¡Qué culito!

Le gustaba chapotear en las fuentes.
Siempre tan fashion.

Por ahí de excursión.

Cuando yo curraba en Shanghai y hacíamos videollamadas.

En una barbacoa, esperando un momento de distracción para robar comida.

Celebrando la Navidad.

Siempre pensando en comer.

Abracitos.

Muchas veces le teníamos que poner el cono de la vergüenza porque se lamía y se hacía heridas.

Con su juguete favorito. Podemos decir que los peluches de Ikea son de muy buena calidad porque no consiguió cargárselo nunca.

Le gustaba comer de todo.

Una vez C. la llevó a una carrera de esas que tiran polvos de colores.

Preparada para el frío invernal.

Selfie.

Recogía botellas vacías que se encontraba por la calle y al volver a casa las tirábamos en la papelera.

Con su "hijo". Nunca le gustaron los cachorros ni los niños, los soportaba pero ya está.

En otra barbacoa hace años.

Lo que le gustaba el agua. Pero era una cagueta y solo se metía donde hiciera pie.
Mirando al infinito.


Por cierto, ahora que lo pienso, qué irónico que se nos muera el perro en el año del perro...


viernes, 2 de noviembre de 2018

Dos meses de mamá

¡Baby A. cumplió dos meses el miércoles! (Y hoy cumple 8 semanas). Para "celebrar" su cumplemes le pusimos la vacuna de la tuberculosis, pobrecito. En España esta vacuna hace mil que no se pone pero en China es obligatoria. Da mucho miedo porque tienen que meter el líquido muy despacio y se va formando una mancha blanca alrededor del pinchazo. Y después queda una cicatriz...


Estos dos meses se me han hecho bastante largos, debe ser porque no he hecho prácticamente nada aparte de dar la teta, tener al niño en brazos y enredar con el móvil. Tengo que desengancharme del puto móvil a la de ya y leer más en el kindle. Ahora estoy leyendo Harry Potter (no lo había leído nunca) y voy ya por el quinto libro. El primer mes me daba cosita salir de casa con el niño tan pequeño y cuando me decidía a salir se cogía unos cabreos impresionantes (supongo que elegiría yo mal el momento y tendría hambre o algo). Ahora ya le gusta salir en su carricoche, a veces se duerme y otras va mirándolo todo.

Su primera salida importante fue cuando tenía 24 días y tuvimos que ir al consulado en Shanghai. Fuimos en tren (y tuvimos que comprar billetes de primera clase porque si no no había espacio para el carricoche) y luego en metro. En el metro solo tuvimos que cambiar de línea una vez, pero tiene huevos que en la estación principal de Shanghai (People's Square) no haya ascensor para hacer el cambio de la línea 1 a la 2. O, si lo hay, lo tienen bien escondido para que nadie lo encuentre. Otra cosa muy graciosa es que, según la estación (de la misma línea), el ascensor para ir del andén al piso de arriba está en un extremo o en otro del andén. Vamos, que entras por un extremo, te montas en el metro, te bajas y tienes que andar tooooooda la longitud del andén hasta el otro extremo para coger el ascensor. Una planificación genial. La gente que vaya en silla de ruedas, si ya de por sí se mueven más despacio, pierden más tiempo todavía con tanta vuelta.
El carricoche se conduce muy bien pero pesa bastante.

A finales de septiembre vinieron mis señores padres, mi hermano y su novia. No hicimos mucho turismo, pero dimos paseítos por el barrio y comimos en muchos restaurantes.
Fuimos a un templo budista recién construido.

Mi suegra está aquí de lunes a viernes para que no esté yo sola. Y menos mal, porque si no no sé qué comería yo (probablemente tendría que andar pidiendo comida a domicilio casi todos los días) y el piso estaría hecho una mierda. Además es que no podría yo sola con el bebé y con la perra, que ahora es oficialmente minusválida. Tiene displasia de cadera y las articulaciones desgastadas, no se puede levantar sin ayuda y anda con mucha dificultad. Encima tiene también problemas intestinales y no quiere comer...
Nico ha estado varias veces ingresada y con gotero...

En estos dos meses hemos tenido dos sesiones fotográficas (sí, me he enganchado desde que nos hicimos las fotos de maternidad): la sesión de recién nacido, cuando Baby A. tenía dos semanas, y otra sesión con toda la familia en la que nos vistieron como en las telenovelas de la época precomunista.
La sesión de recién nacido fue en casa.

Me encanta mi peinado. El vestido también era chulo pero obviamente tuve que encoger barriga para las fotos.

A mediados de octubre fuimos al hospital para la revisión de los 42 días. En ese momento, Baby A. pesaba 4,6 kg y medía 58,4 cm. ¡¡Ya casi no cabe en el carricoche!! Pues le quedan dos meses más por lo menos, así que tendrá que doblar las rodillas. ¡¡No haber crecido tan rápido!! El médico dijo que estaba muy delgado pero es que para los chinos los bebés tienen que ser obesos (menudas foquitas vi el otro dia en la clínica de vacunación). La que sí tiene kilitos de más soy yo, y no pongo foto de mi barriga porque me da vergüenza. Pero bueno, tardé 9 meses en hornear el bollito así que ahora me daré otros 9 meses de plazo para volver al peso que tenía antes.

¡Y hasta aquí el resumen de estos dos primeros meses!