martes, 27 de junio de 2017

Nuestra boda china

¡Por fin llegó el momento de hablar sobre nuestra boda china! Ya era hora, que fue hace más de un mes.

La boda fue el 13 de mayo y tuvimos un montón de suerte porque salió un día muy bueno. Esto era importante porque tanto la ceremonia como el banquete eran al aire libre. Yo no tenía muy claro cómo quería mi boda, pero que fuera exterior era uno de mis requisitos básicos. Las bodas chinas siempre son en salones de restaurantes u hoteles y a mí no me gustan porque tapan las ventanas con cortinas y no sabes si hace sol, llueve, es de día o de noche. En Suzhou no hay muchos sitios donde hagan bodas en exteriores, y la mayoría de los que hay te hacen la ceremonia en un jardín y el banquete tiene que ser dentro del salón, así que estás en las mismas. Menos mal que, totalmente por accidente porque C. en realidad estaba buscando otro sitio donde había ido una vez, encontramos un hotel monísimo a la orilla del lago Jinji en el que el banquete también se podía hacer fuera. Este hotel además tenía dos ventajas: es pequeñito, así que no nos podíamos desmadrar con el número de invitados, y su restaurante es tailandés así que el menú de bodas es diferente de lo que te encuentras normalmente. En serio, en las bodas en Suzhou, antes de llegar al restaurante ya sabes lo que vas a comer... ¡siempre ponen lo mismo!

Otra cosa que tenía clara es que no quería que hubiera presentador. En la ceremonia obviamente tiene que haber alguien hablando y dirigiendo el cotarro, pero últimamente en todas las bodas chinas a las que he ido ponen a un presentador que, durante la cena, está todo el rato contando historias y chistes, cantando, haciendo juegos con los invitados, hasta dando regalos... Y, me vais a perdonar, pero yo quería que mi boda fuera una boda, no una tómbola de pueblo. Así que nada de presentador.

No hicimos ninguna de las típicas tradiciones que hacen aquí. Nada de cortejo de coches decorados con flores (me parece una horterada), nada de tirar cohetes (creo que los han prohibido), nada de ir a "secuestrar" a la novia y sobornar a sus amigas (hubiera sido muy falso que viniera a secuestrarme a su propia casa, jajaja. Además, a mí no se me tiene que llevar nadie, estas tradiciones son un poco medievales, ¿no?).

Pero vamos ya con el relato del evento. A las 12 o así empezó la sesión de maquillaje y peluquería, y a las 3 y pico era la ceremonia.
Peinándome.



La ceremonia era en una plataforma de madera al lado del lago y el wedding planner puso una decoración súper bonita. Yo lo dejé todo en sus manos y solamente elegí el color temático, naranja. El sitio era precioso, la verdad, pero en las fotos salimos con los ojos achinados (algunos más que de costumbre) porque nos daba el sol en la cara todo el rato. Yo estaba sudando la gota gorda debajo del vestido. Menos mal que la ceremonia no fue muy larga. C. se mosqueó con el "cura" porque en el ensayo (es decir, 10 minutos antes de que empezara la ceremonia real, jajaja) nos dijo que  al final los invitados soltarían globos pero se le olvidó decirlo y no se soltaron los globos. Tampoco pasa nada, así no ensuciamos porque los globos luego tendrían que caer en algún sitio.
C. con el capo de la maf... digooo, su padre.


El "cura" era un cani de cuidado, jajaja.


Foto con el contingente extranjero.

Con los padres de C., mi hermano y Bárbara.


Después de la ceremonia (a la que no asistieron todos los invitados, solo unos pocos) había un té con pastas mientras llegaba la hora de cenar. No recuerdo si probé los pastelitos o no, pero por lo menos se veían bien bonitos. No tengo muchas fotos, qué pena.


En este rato a mí me cambiaron el peinado y me hicieron un moño que sirviera luego para cuando me pusiera el qipao. Viendo las fotos me parece que me quedaba mejor el pelo recogido, pero esta segunda coronita que me pusieron se me clavaba y me dio dolor de cabeza y todo. Nada de coronitas en la boda española.
En la entrada del hotel, listos para recibir a los invitados que venían al banquete.

Con mis ex compis de piso de Shanghai 2010.

El banquete era en el patio del hotel, también al lado de lago. Contratamos a un grupo de versiones para que tocara un rato antes de la cena.

La cena era buffet y me sorprendió para bien porque no las tenía yo todas conmigo. Lo que probé estaba todo muy bueno. Lamentablemente no tengo fotos, y supongo que nadie hiciera fotos es algo positivo porque estaban todos demasiado ocupados poniéndose las botas. Después de la cena tocaba la tradición de brindar con todos los invitados.

Como veis, en ese momento ya llevaba yo el vestido rojo. Es buena idea lo de cambiarse de vestido, porque con la falda de magdalena que llevaba yo no me podía sentar muy bien.

Cuando se terminó el banquete fuimos a seguir la fiesta en un karaoke con unos 20 invitados o así. ¡Y esta es la crónica de la boda! Ahora, a preparar la de España...

lunes, 19 de junio de 2017

Visita familiar VI: Suzhou

¡Por fin! Ya llegamos a la última etapa de nuestra ruta china: Suzhou... que es donde yo vivo, jaja.

Nada más llegar a Suzhou fuimos a cenar a un restaurante muy famoso con los padres de C.


De visitas turísticas, el primer día vimos una parte de la muralla de la ciudad (reconstruida), la calle Pingjiang y dos jardines: el de la pareja (耦园) y el de los leones (狮子林园). Yo no había ido nunca a ninguno de los dos. El de la pareja está muy cerca de la muralla reconstruida y además la entrada es barata, 20 o 25 yuanes creo que era. Es un jardín poco concurrido así que se está muy tranquilito. El de los leones es bastante popular y había mucha gente, aunque era un día entre semana. Pero es un jardín bastante chulo, con un laberinto de rocas del que casi no salgo. Este jardín es famoso precisamente por las rocas y supuestamente muchas de ellas tienen forma de león (hay que echarle un poco de imaginación, claro). ¡Lo peor de este día fue que hacía un calor de muerte! Por poco no me da un soponcio. Por la noche fuimos a hacernos masajes, también conocidos como tortura china. Bueno, para mí ya no son tortura, estoy acostumbrada.
Decoración en una salita del jardín de la pareja.

Ventana.

Venga, más comida...

Un señor dibujando en el jardín de los leones. La verdad es que esa piedra sí que parece un león, ¿verdad?

El lago del jardín de los leones.

Al día siguiente fuimos a Luzhi, un pueblo de canales que hay cerca de Suzhou (escribí sobre este sitio hace unos meses). Estaba lloviendo, pero casi mejor porque no había mucha gente. Ese es el verano de Suzhou, por cierto. Un día hace un calor horrible con una humedad agobiante, y al día siguiente las temperaturas bajan 15 grados y llueve. Luzhi se puede visitar gratis y si quieres entrar en los sitios hay que comprar una entrada que vale 78 yuanes. La conseguimos gratis gracias a ciertos contactos y visitamos el templo Baoshen, donde conservan unos relieves de la dinastía Tang y tienen un jardín muy tranquilo con las tumbas de no sé quién y unos ginkgos de más de mil años. También entramos en algunas de las casas que se pueden visitar, pero dentro no hay mucho que ver, más que nada las pinturas y caligrafías que venden.
Me gustó el león este.




Los recuerdos mejor comprarlos en Luzhi, más baratos.

¡ A ver si en el próximo post puedo publicar ya las fotos de la boda! Todavía no he podido ver las fotos del fotógrafo oficial, nos las dieron ayer pero en un dvd que no fuimos capaces de leer ni con la playstation ni con mi portátil, que el pobre está para el arrastre.

martes, 13 de junio de 2017

Visita familiar V: Shanghai

La última parada de nuestra tournée antes de ir a Suzhou para el bodorrio fue Shanghai. Yo siempre digo que en Shanghai no hay mucho que ver para un turista, pero dos días sí que los llenas. Lo primero que visitamos fue una calle llamada Duolun Cultural Street, que yo no conocía pero que sale en la Lonely Planet. Está en Hongkou (lo que antes era la Concesión Internacional) y allí vivieron muchos escritores y celebridades de la época. Ahora es una calle peatonal bastante tranquila, donde se pueden ver las casas en las que vivieron los escritores, y también hay algunas librerías de viejo.
Aquí el amigo Lu Xun charlando con sus colegas. Lu Xun es probablemente el escritor chino más conocido de principios del siglo XX.
Desde esa calle dimos un paseíto por Hongkou hasta que llegamos al antiguo matadero, el edificio 1933. Ahora es una especie de centro comercial moderno con cafés y tiendecitas, y también hay oficinas de diseño y arquitectura. En la parte central hay una escape room de esas, pero antes eso estaba todo abierto y se podía curiosear. Tampoco se puede subir ya a la azotea. Antes molaba más, pero sigue siendo un sitio peculiar.


Luego fuimos al Bund a echar las típicas fotos con los rascacielos y cruzamos a Pudong en ferry, que es mi forma favorita (¡y la más barata!). Tiramos la casa por la ventana y comimos en Ding Tai Fung. Cómo cambian las percepciones, ahora ya no me parece tan caro, sobre todo cuando se compara con los restaurantes para extranjeros que salen como setas en Shanghai. Después de comer subimos a la torre de la perla. ¡Yo no había subido nunca! Es que, atención, la entrada vale 180 yuanes. ¡Mamma mía! Y esa es la entrada más básica para ir al observatorio normal, si quieres subir más arriba, tienes que pagar más. El observatorio normal tiene la mitad del suelo de cristal y da bastante cosica.
La orilla del río que nunca sale en las fotos.

La torre de la perla.

"Shanghai le da la bienvenida". Este eslogan lo han copiado de los juegos olímpicos de Beijing...

Parece un lanzacohetes pero es el ascensor de la torre de la perla.

Desde arriba.

El suelo de cristal.

Estos xiaolongbaos no son del Ding Tai Fung sino de un restaurante enfrente de Tianzifang al que fuimos por la noche. Muy buena idea la de las cestitas individuales.

El día siguiente, hasta que salió el tren para Suzhou por la tarde, lo pasamos en el bazar Yuyuan, el templo que hay al lado y la Concesión Francesa. Digo el bazar Yuyuan y no el jardín porque al jardín no entramos... total, es igual que los jardines de Suzhou. Hacía un montón de tiempo que no iba por allí, siempre me da miedito porque está petado de gente. Pero un día entre semana por la mañana... debe ser el momento con menos gente, ¿no?


Estatua de un santo chino...


miércoles, 7 de junio de 2017

Visita familiar IV: Nanjing

Tras Beijing, Jinan y Qufu, nuestra siguiente parada fue Nanjing, la capital de la provincia de Jiangsu. En Nanjing tuvimos un tiempo un poco loco ya que el primer día hacía un calor de la muerte y el segundo bastante fresquillo.

El primer día fuimos a la Montaña Púrpura, que es un parque-montaña a las afueras de Nanjing en el que hay varias cosas para ver. La más conocida es el mausoleo de Sun Yat-Sen, el primer presidente de la República de China (antes de la República Popular). También es un sitio de peregrinación para los chinos y como era domingo estaba hasta la bandera. También influye que la entrada sea gratuita, claro. Qué calor hacía, madre mía. Los vendedores de helados estaban haciendo su agosto.
Para llegar al mausoleo hay que subir un porrón de escaleras.

También visitamos otro mausoleo que hay por allí cerca, el del primer emperador de la dinastía Ming, muerto en 1398. Yo nunca había estado allí y me gustó mucho una parte que hay sin restaurar, así un poco asalvajada, a lo templo camboyano.

La entrada aquí era cara, 70 RMB. Ay, qué sufrida es la vida del turista. Lo que es la tumba del emperador no se ve, supuestamente está detrás del mausoleo, debajo de una colina. No sé si la han excavado o no.

Otra parte del complejo del mausoleo es el camino sagrado, donde hay estatuas de ministros, guerreros y animales para proteger al emperador.
Pregunta de examen: ¿por qué sabemos que este es un elefante asiático?



Salir del sitio este fue un poco complicado, ya que hay que atravesar un parque bastante grande para llegar a la parada de metro. Después fuimos a dar una vuelta por el centro (¿quedo muy viejuna si digo "un voltio"?), por la zona de Fuzimiao, las típicas calles peatonales que los oriundos evitan como la peste porque están llenas de turistas, jaja. En esta zona hay tiendas, restaurantes, un museo, el templo de Confucio donde antiguamente se hacían los exámenes imperiales, y se puede montar en barco y en un carrito tirado por un señor.



El segundo día, como ya he dicho, hizo fresquillo. También llovió. Fuimos al templo Jiming, que yo no conocía. Un templo muy mono, y el ji del nombre es el ji de pollo, y como este año es el año del gallo, tenían unas linternas en forma de gallo en la entrada. Con el ticket te daban también tres varitas de incienso, para que hicieras tus ofrendas. A la pagoda solo te dejaban subir si tenías enchufe con los monjes, así que nos quedamos con las ganas. A una señora extranjera sí la dejaron subir, sería VIP.




Desde el templo se podía acceder directamente (bueno, previo pago de la entrada, claro) a la muralla de Nanjing. Nanjing es de las pocas ciudades chinas que conservan sus murallas. La mayoría las derribaron en los años 50.
El templo Jiming visto desde la muralla.

En Nanjing hay muchas más cosas que ver, pero esto fue lo que nos dio tiempo a visitar. Próxima parada: Shanghai.

viernes, 2 de junio de 2017

"Qué delgada está tu perra"

Interrumpo la narración del viaje familiar del mes pasado para dejar constancia escrita de uno de los hechos más importantes en la vida de Nico: ayer, por primera vez en la historia (o al menos desde que yo tengo a Nico), alguien comentó sobre su figura y no fue para llamarla gorda.

Todo ocurrió durante el paseo vespertino. En la puerta del residencial me encontré con una mujer mayor que llevaba un carrito de la compra. "Tu perro es un Golden Retriever, ¿verdad? ¡Qué delgado está!".
"Te tengo dicho que no me hagas fotos, PESADA".

Resulta que la mujer también tenía un Golden Retriever y debe estar como una vaca, para que considere que Nico está delgada. A ver, antes pesaba 40 kilos y ahora solamente 26, pero tampoco es que sea una sílfide; es de anchura normal. El perro de esa señora se llama Hanbao (Hamburguesa) y espero que no lo llamaran así por tener forma esférica...

La señora me cayó bien porque, como pasa a menudo con la gente mayor de mi barrio, me empezó a hablar en chino sin pararse a pensar si yo la iba a entender o no. Qué queréis que le haga, lo que me da coraje es lo contrario, cuando me hablan directamente en inglés. La buena mujer me preguntó qué marca de pienso comía Nico y cuánta cantidad. Que su Hamburguesa comía solo un bol, y una manzana, y algo de col. Que tenía que adelgazar, que estaba muy gordo. Pero que tenía un pelo precioso porque su padre es un famoso actor canino de Shanghai que sale en todas las series de televisión.

Pero el momento en el que se ganó mi corazón fue cuando me preguntó si era francesa. Normalmente, para la gente mayor, eres o rusa o americana. Francesa se acerca bastante a la realidad y además todas las chicas francesas que conozco son muy guapas, ja ja.