jueves, 26 de noviembre de 2020

La situación actual del covid-19 en China

 Hace ya 10 meses desde que empezó el confinamiento de Wuhan y cómo han cambiado las cosas desde entonces, ¿verdad? En aquel momento nadie se imaginó cómo estaríamos unos meses después. Bueno, menos Taiwán, que reaccionó enseguida y se ha mantenido sin apenas casos. La mayoría de los demás países, en cambio, se esperaron a verlo venir, como si la cosa no fuera con ellos. Recuerdo que al principio hasta había rumores que decían que el virus solo afectaba a los asiáticos. También se decía que en realidad en China estaba ocurriendo poco menos que el apocalipsis zombi o que el virus lo había creado Estados Unidos para cargarse China (si esto fuera verdad, sería la definición perfecta de "salir el tiro por la culata"). De estos y otros rumores ya hablé en esta entrada, podéis ir a reíros (o llorar) un rato.

Supongo que no hace falta que os cuente cómo está la cosa en España porque lo sabéis mejor que yo. Pero mucha gente me pregunta cómo estamos en China... ¿Seguimos haciendo confinamiento? ¿Hay muchos casos? Y a mí hasta me da pena cuando contesto que llevamos haciendo vida normal prácticamente desde abril y podemos salir, comer en restaurantes, ir a sitios llenos de gente y hasta viajar (bueno, por dentro de China, salir es posible pero volver es muy difícil).


 

¿Es tan difícil de creer? El país en el que empezó todo y donde a principios de año era el caos total y la gente se caía muerta por la calle (eso decía otro rumor) ha podido controlar el virus, y muy rápido. El confinamiento de Wuhan duró 11 semanas, lo que en aquel momento parecía una eternidad pero ahora, visto lo visto... otros países la quisieran para ellos. Aquí en Suzhou estuvimos mes y medio en casa (ni siquiera era un confinamiento obligatorio, solo recomendable) y salíamos para ir al supermercado. Según este artículo de The Lancet, China consiguió controlar el virus gracias a varios factores: se actuó rápidamente en cuanto se dieron cuenta de la gravedad del asunto; la gente estaba preparada porque se acordaban de la epidemia de SARS en 2003; y apenas hay residencias de ancianos porque estos viven con sus hijos. Además, la gente se puso la mascarilla desde el principio porque aquí tienen esa costumbre (se la ponen cuando están constipados o para la contaminación). Ahora mismo aquí no hay ningún tipo de restricciones, pero la mascarilla sigue siendo obligatoria en los autobuses y en el metro, y al entrar en los centros comerciales también te piden que te la pongas (aunque luego dentro se la quita mucha gente).

Enmascarados en el metro.

Probando un parque de juegos nuevo el finde pasado.


Pero esto no quiere decir que China esté 100 % libre del virus. De vez en cuando aparecen nuevos rebrotes de la nada, pero aquí no les tiembla la mano y los cortan enseguida, ya sea cerrando un pueblo entero o haciéndole el test a todos sus habitantes. Uno de los últimos rebrotes ha sido en el aeropuerto de Shanghái, en la sección de carga, no la de pasajeros. Aparecieron cinco casos (supuestamente porque un trabajador limpió un contenedor refrigerado procedente de Estados Unidos y no llevaba mascarilla) y la noche del domingo pasado hicieron la prueba a todos los trabajadores de esa parte del aeropuerto: más de 17 000 personas en una noche.

En Suzhou hace mucho que no hay casos nuevos pero la semana pasada tuvimos un sustillo cuando se publicó que un hombre que había dado positivo en Tianjin había estado en Suzhou el 6 y 7 de noviembre. A lo mejor en ese momento ni siquiera tenía el virus todavía, pero encontraron e hicieron el test a unas cien personas que habían tenido contacto con él en Suzhou.

Pues eso, no sé. Que aquí estamos bien de momento y está la cosa muy controlada. Espero que en España mejore... aunque, sinceramente, allí creo que ya las únicas soluciones son la vacuna o la inmunidad de grupo.

Ahora solo espero que yo ya no sea gafe y que no aparezca un rebrote enorme en China 5 minutos después de publicar esta entrada...


miércoles, 11 de noviembre de 2020

La fiesta de Halloween

 A buenas horas, mangas verdes, para escribir de Halloween ahora. ¡Es que se me pasan los días y no sé ni cómo! El trabajo me tiene ocupadísima y no encuentro ni un momento para actualizar el blog. Pero nos lo pasamos tan bien en la fiesta de Halloween a la que fuimos que quiero dejarlo para la posteridad.

Yo creo que de pequeña nunca celebré Halloween, en los 90 en España no se llevaba, ¿no? Ahora no sé. Aquí en China no es que sea una fiesta reconocida, pero en las guarderías siempre les dicen a los niños que se disfracen y se organizan bastantes eventos. Hace un par de años había un grupo de niños en mi urbanización yendo de un bloque a otro pidiendo caramelos y seguramente lo organizaron sus madres. Baby A. es muy pequeño para ir de puerta en puerta y comer caramelos, pero un restaurante al que vamos a veces organizó una fiesta de Halloween para niños y nos apuntamos con nuestros amigos chinos, que tienen dos hijos de 5 y 7 años o así.

Baby A. ya tenía disfraz porque una madre me había dado una bolsa con ropa y entre otras cosas había un disfraz de oruga. Los mayores no sabíamos si nos teníamos que disfrazar o no, pero de perdidos al río, ¿no? Si vamos a una fiesta de Halloween hay que ir a tope. No sé cómo, de repente se me ocurrió el disfraz perfecto para C. y para mí: dos personajes de cómic para los que apenas tendríamos que comprar unos accesorios, porque simplemente van vestidos de negro. Y mi amiga es una fanática del maquillaje (es de esas que no deja que ni su marido la vea sin chapa y pintura) y se ofreció a peinarnos y maquillarnos.

C. maquillándose. Nos pusimos la cara muy blanca.


Nos lo pasamos muy bien en la fiesta, los niños los que más, claro. Había una chica pintando las caritas (pero, como siempre, llegamos tarde y esto no lo pudimos hacer), un payaso que repartía globos y luego hizo un espectáculo , premios y un bufet. No todos los adultos iban disfrazados y a mi amiga le daba un poco de cosa con su traje de Yasmín, pero yo creo que iba muy bien, se compró hasta el pelucón y todo. Al final hasta ganamos un premio a mejor disfraz de familia, aunque puede que fuera simplemente porque íbamos todos disfrazados, jajaja.



Por cierto, ¿sabéis de qué íbamos C. y yo? De Morfeo y Muerte, del cómic The Sandman.



Baby A. era de los niños más pequeños y estaba un poco acojonado con el payaso, pero no se movió del sitio durante todo el espectáculo. Le acabo de preguntar ahora mismo si le gustó el payaso y ha dicho muy rápido que no, que le daba miedo. Pero bueno, también le da miedo Papá Noel...



 

Pues eso, que nos lo pasamos muy bien y el año que viene nos apuntaremos otra vez, pero esta vez los tres iremos de algo relacionado... tengo que pensar el qué.