viernes, 30 de septiembre de 2022

Las clases extraescolares en China

En China, en las últimas décadas, la gran parte de los niños pasaba todo el tiempo estudiando. Cuando no estaba en el colegio, estaban en clases extraescolares o de refuerzo. Ya he comentado alguna vez que en China no se ven grupos de adolescentes en parques o centros comerciales, como pasa en España los fines de semana, porque no salen. No hacen otra cosa que estudiar para prepararse el examen de acceso a la universidad. Los que dejan de estudiar tampoco salen porque a los 16 se ponen a trabajar en fábricas o donde sea.

Quizás os enterasteis hace unos años de que el gobierno chino dijo que había que reducir la presión a la que estaban sometidos los estudiantes. ¿Y qué hicieron? Prohibieron las clases de refuerzo y las extraescolares "de estudiar". Academias que tenían miles de clases se fueron a la mierda de la noche a la mañana. Ya han pasado un par de años, ¿ahora son más libres los niños chinos? ¿Ya no van a clases particulares? Ja, ja, pero qué graciosos sois. Se cerraron las academias, pero no se modificó el currículum ni los contenidos que entran en el examen de acceso al instituto y a la universidad, así que las familias siguen llevando a sus hijos a clases de refuerzo, pero ahora tienen que hacerlo a escondidas y les cuesta más dinero. Si el objetivo era reducir la ventaja que los niños de familias urbanas con más dinero siempre han tenido sobre los niños de entornos rurales y familias sin recursos, les ha salido el tiro por la culata. 

En el libro pone "Formas mecánicas de responder preguntas" y en las gafas del profesor "puntos". La educación china tiene fama de enseñar a hacer muy bien los exámenes.

 

Cuando estábamos en Suzhou, A. todavía era muy pequeño así que no lo llevé a ninguna clase. Pero no penséis que no hay clases para bebés. Hay un montón de cadenas que ofrecen clases para niños muy pequeños: de música, de baile, de gimnasia, cosas así. Te comen la oreja para que compres un paquete trimestral o anual y acabas soltando 10.000 yuanes (1400 euros) a tocateja. Si haces el cálculo, descubres que cada clase te sale a, como mínimo, 200 yuanes o así. ¡Casi 30 euros la hora por unas clases que ni siquiera son individuales, sino en grupo!

En el centro comercial más de moda de Suzhou, el Suzhou Center, abrieron un sitio donde impartían clases de natación para bebés. Sí, esos sitios donde embuten la cabeza del bebé en un flotador y lo meten en una piscina tamaño bañera grande. ¿Sabéis cuánto valía? 500 yuanes la hora. Más de 70 euros. ¡¡Y había gente que iba!! ¿¿Es que la piscina la habían llenado con Evian??

Cerca de nuestra casa también había una academia de taekwondo para niños. Hace poco vi por WeChat el precio de sus clases: el paquete de 10 clases valía 1500 yuanes. Si contamos con que 10 clases sean más o menos un mes, el mes te sale por 215 euros.

Vamos a compararlo con los precios de las clases extraescolares en España. En Cáceres llevamos a A. a clases de natación a la piscina del gimnasio más grande y de moda. Son dos clases a la semana de 45 minutos, y el mes nos sale por 47.50 euros. En su clase ahora mismo son 5 o 6 niños, y el máximo es 11. En el colegio este año han puesto varias opciones de clases extraescolares (baloncesto, voleibol, taekwondo, ajedrez, diseño, baile moderno y patinaje). También se dan dos clases por semana. ¿El precio? 20 euros al mes.

Luego el gobierno chino se rasca la cabeza pensando por qué la gente se niega a tener más hijos. Bueno, en España la gente tampoco los tiene, pero es por otros motivos más relacionados con la falta de conciliación familiar y no porque no puedan pagar la educación que sus hijos necesitan. China tiene la ventaja de que de la conciliación familiar se encargan los abuelos de forma gratuita (suelen vivir con sus hijos, o sea, los padres de los niños, porque las pensiones son muy bajas, y también por tradición).

En China, los niños tienen que ir sí o sí a clases extraescolares para no "quedarse atrás".


martes, 13 de septiembre de 2022

Veinte años aprendiendo chino

Este año se cumplen dos décadas desde que empecé a estudiar chino, o sea que ya he pasado más tiempo de mi vida sabiendo chino que sin saberlo (no sé por qué se me ha ocurrido esa reflexión).

No sé si he contado por aquí alguna vez que empecé a estudiar chino por casualidad. Nada del típico "es que el chino es el futuro" o "es que me fascina la cultura china desde que era chiquitita". Yo no tenía ningún tipo de interés previo en China o en estudiar chino, y lo elegí como tercer idioma extranjero en la universidad porque, cuando estaba allí rellenando la matrícula, la mujer de la secretaría me dijo que el profesor de chino era muy simpático y que todo el mundo aprobaba los exámenes. Qué historia tan poco épica, ¿verdad? Lo demás ya es historia. Una cosa llevó a la otra, al final me tiré trece años en China, y el idioma es lo que me da trabajo.

Al parecer, cuando empecé a estudiar chino, no había muchos sitios en España donde se pudiera aprender y mi universidad era una de las tres donde se impartía. Tampoco había muchos materiales de enseñanza, y desde luego ninguno en español. Nosotros usábamos un libro editado en China y con los enunciados en inglés, y como en esa época tampoco se acostumbraba a comprar muchas cosas del otro lado del mundo, en vez de tener el libro original lo teníamos fotocopiado y unido con una espiral, como un cuaderno.

"Yo no quería, señor policía de derechos de autor, me obligaron a fotocopiar el libro en la facultad".

De esta gramática ni me acordaba, la he encontrado en el armario de casa.

 

El profesor del primer año sí que era muy simpático, como me habían dicho. Era un señor chino, de Xi'An, que tocaba el violín y a veces se lo llevaba a clase. Creo que intentaba hacer las clases amenas y gastar bromas para que la gente continuara con el idioma. Luego, en el segundo año, tuvimos un semestre a una profesora que venía de China de intercambio y el otro semestre a un profesor español que hablaba en chino todo el rato durante la clase (que duraba dos horas). Recuerdo salir de allí con la cabeza como un bombo...

En el primer año estábamos en clase de chino unas 60 personas; en cuarto éramos 7 u 8. Cada año iba disminuyendo la cantidad de alumnos hasta que quedamos cuatro gatos, jaja. En los dos últimos cursos ya no dábamos lengua china propiamente dicha, sino que traducíamos. Recuerdo que muchos de los textos que hacíamos eran las historias de las que vienen los chengyu (especie de refranes). Por ejemplo, el de "dibujarle patas a una serpiente".

Hace poco alguien me preguntó cómo se busca un carácter chino en el diccionario, y la verdad es que es una buenísima pregunta. En aquellos tiempos (parezco el abuelo Cebolleta), no había diccionarios en línea (o no estábamos permanentemente conectados a internet) y teníamos diccionarios en papel. En el caso del diccionario de chino, era un pedazo de tochaco. Recuerdo que dedicamos un par de clases a aprender cómo se buscaba en el diccionario, porque tiene tela marinera. Primero hay que ver cuál es el radical del carácter, luego contar cuántos trazos tiene, luego ir a la lista donde están los caracteres ordenados según el número de trazos del radical, y luego ir a la página que se indica en esa lista y buscar la palabra que necesitas según el orden alfabético del pinyin. Vamos, un follón de narices. ¡Mucho más rápido con los diccionarios en línea!

Este era el diccionario que usaba yo, de chino-inglés.