Hace unas semanas terminé de leer este cómic en tres volúmenes: 从小李到老李 (De Pequeño Li a Viejo Li). Cuenta la vida de un señor chino desde que nace a mediados de los 50 hasta la actualidad. Este señor chino es Li Kunwu (李昆武), un dibujante de la provincia de Yunnan, y el ilustrador y co-autor del cómic. El otro co-autor es P. Ôtie, escritor y diplomático francés, amigo de Li Kunwu y quien le propuso hacer un cómic juntos.
Yo lo he leído en chino pero parece que la versión original es en francés. También se ha traducido al español , con el título "Una vida en China", y está editado por
Astiberri.
El primer volumen empieza contando cómo se conocieron los padres de Li Kunwu: él, un alto cargo en el Partido de la provincia de Yunnan; ella, una humilde campesina; y continúa relatando su infancia. Este cómic no es un tratado sobre la historia de China, es más bien una colección de vivencias y anécdotas de alguien que vivió el
Gran Salto Adelante, la
Revolución Cultural, la
apertura económica de los 80... y lo cuenta sin ningún tipo de comentario o crítica política. Relata las cosas tal y como eran en aquel momento, en una pequeña ciudad de provincias.
Una de las primeras anécdotas que aparecen es de cuando Li Kunwu era muy pequeño. Su padre lee en el periódico la siguiente noticia:
Una niña de apenas 6 meses pronuncia las palabras "Larga vida al presidente Mao" y se desgañita intentando que su hijito, que apenas puede decir papá y mamá, lo diga también. Evidentemente no lo consigue y su conclusión es que su hijo no es demasiado inteligente.
Durante la época del Gran Salto Adelante cuenta la fiebre que le entró a China por superar a Inglaterra y Estados Unidos en la producción de metal. En cada pueblo y ciudad se montaron hornos de fundición y todo el mundo contribuyó al objetivo reuniendo todos los objetos metálicos que podían encontrar por casa y llevándolos a fundir (esto también aparece en la película
¡Vivir!, de Zhang Yimou). Cuando ya no había carbón para mantener encendido tanto horno, cortaron todos los árboles que se interpusieron en su camino. Más tarde, surgió otro movimiento en el que los ciudadanos tenían que colaborar: matar todos los insectos y animalitos que pudieran perjudicar las cosechas. Los niños de los colegios dedicaban sus horas libres a cazar moscas y ratones. Mientras, la gente del campo se moría de hambre.
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Venga, a fundir las perolas de la cocina y los cabeceros de las camas, que tenemos que sobrepasar a Inglaterra y EEUU! |
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Ahora, a cortar todos los árboles! |
Después viene la Revolución Cultural, y con ella la supresión de cualquier atisbo de intelectualidad o modernidad. Los niños se organizan en patrullas y buscan sospechosos. Por ejemplo, el peluquero del barrio, que lleva los pantalones muy apretados: si por el bajo de los pantalones no cabe una botella es que es un burgués. En el colegio ya saben que Li Kunwu dibuja bastante bien, así que le encargan dibujar varios carteles para ayudar a difundir la revolución; uno de ellos es un cartel para el peluquero mencionado anteriormente, para que sus clientes sepan qué peinados son acordes con la revolución y cuáles no. Los niños de la época estaban encantados con la Revolución; no tenían que ir al colegio y podían insultar y hacerles el paseíllo a los profesores. Pero después empiezan las purgas, y como alto cargo, al padre de Li Kunwu le toca ir a hacer trabajos forzados.
Cuando es un poco más mayor Li Kunwu se enrola en el ejército. El primer tomo termina cuando su batallón se entera de la muerte de Mao.
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Camaradas, Mao ha muerto. |
En el segundo tomo Li Kunwu sigue en el ejército, se apunta para ir a trabajar al campo e intenta por todos los medios que le acepten como miembro del Partido. Pero su expediente tiene una mancha: su padre era un alto cargo y su abuelo tenía tierras.
El tercer tomo describe la apertura de los años 80. No es tanto la historia personal de Li Kunwu, sino de gente que conoce; cómo gente muy pobre consiguió abrir negocios y hacerse rica, mientras que otros no tuvieron la misma suerte.
He leído críticas de "Una vida en China" en internet y algunos le echan en cara a los autores que no se posicionen ni critiquen nada. Yo también esperaba algún tipo de crítica, pero la realidad es que la gente que vivió esa época hizo lo que hizo porque no quedaba otra, y realmente adoraban a Mao y se referían a él como a un padre. Bastante parecido a Corea del Norte en la actualidad.