martes, 28 de noviembre de 2017

Viajecito ibérico III: Portugal

Sigamos con la crónica del viaje por España y Portugal que nos pegamos en octubre. Después de Madrid, Toledo y la boda nos quedaban unos días en los que decidimos ir a Portugal, por eso de que los invitados vieran otro país. Además Portugal a mí me gusta mucho y cae muy cerca de Cáceres. Los taiwaneses sugirieron ir a sitios no muy conocidos para los turistas extranjeros (no sé si les daba miedo encontrarse con aglomeraciones tipo las que hay en China) así que organicé una ruta por el centro de Portugal. Éramos 12 en total, con mis padres y mis tíos, y fuimos en tres coches. Visitamos Marvão, Belver, Tomar, las grutas de Mira de Aire, Alcobaça, São Martinho do Porto, Óbidos y Santarém.

En Marvão ya estuvimos hace un par de años. Es un pueblo muy bonito al lado de la frontera y se está súper tranquilo. Vamos, que no hay ni el tato. En lo más alto del pueblo hay un castillo pero esta vez no se veía mucho porque había muchos incendios y el cielo estaba que parecía Shanghai en un día de contaminación (a los peores niveles del norte de China no llegaba).
Marvão.

Después de pasear por el pueblo y comer salimos hacia Tomar. Por el camino paramos en un pueblo llamado Belver. También había un castillo en lo alto de una colina pero estaba cerrado. Desde allí se apreciaban las huellas de incendios pasados y se notaban los presentes en el cielo.


La principal atracción turística de Tomar es el Convento de Cristo, un convento de los caballeros templarios construido entre los siglos XII y XVI que ahora es patrimonio de la humanidad. La entrada vale 6 euros y se pueden ver varios claustros, una capilla manuelina con frescos, las habitaciones y el comedor de los monjes y hasta parte de un acueducto en el jardín.
Entrando al convento.

Un claustro.


Otro claustro de un estilo totalmente diferente. Supongo que es lo que pasa cuando tardas 400 años en acabar un edificio: las modas van cambiando.

Nos quedamos a dormir en un sitio chulísimo: una antigua mansión que debía tener más de 100 años. Había habitaciones renovadas y otras antiguas. La mía era de las antiguas y los muebles eran como de señora marquesa. El baño estaba reformado, menos mal. En un cajón encontré un montón de documentos escritos a mano con caligrafía de abuela. Algunos estaban fechados; había una postal de 1927. Después de cotillear todo, lo volví a dejar donde estaba.
La llave de la habitación. Como para ir con un bolso pequeño...

La plaza de Tomar.

Después de comer volvimos a la carretera y la siguiente parada fueron las cuevas de Mira de Aire, que descubrí por casualidad enredando en Google Maps. Resulta que son las cuevas más grandes de Portugal y quedaban más o menos de camino entre Tomar y Alcobaça. Tienen 11 kilómetros de largo pero solo se visitan 600 metros y hay que bajar más de 600 escalones. Para volver a la superficie hay un ascensor... Estuvo muy bien y estábamos casi solos, solo había una pareja más en nuestro grupo. El guía va explicando en portugués y en inglés.


Como se está haciendo muy largo esto, voy a dejar el resto (Alcobaça, São Martinho do Porto, Óbidos y Santarém) para la próxima entrada.

2 comentarios:

  1. Ala qué guay, con documentos antiguos y todo, qué detalle.
    Nunca he estado en Portugal :/
    Esos azulejos del claustro parecen muy bonitos, y las columnas finas, también.

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    1. Organízate un viajecito cuando tengas vacaciones! Portugal es chulísimo.

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